Nacido en Hervás (Cáceres) en agosto de 1955, Manuel Hernández Martín reside en Sabadell, ciudad a la que llegó con su familia en 1966. Allí cursó los estudios de bachillerato y en la Universidad Autónoma de Barcelona los de Derecho. En 1981 empezó a ejercer su profesión y en enero de 2001 fue nombrado decano del Colegio de Abogados de Sabadell, cargo que desempeña actualmente. Manuel es un hombre de aspecto joven, pulcro y dinámico. Sus ojos se deslizan con rapidez, ora para pasar revista a los objetos de su entorno, ora para detectar y, a ser posible, escudriñar el pensamiento de su interlocutor. Aunque está sentado, se diría que danza, llevado por el deseo permanente de controlarlo todo. Apostaría que en un futuro no lejano se hablará de él en círculos cada vez más influyentes.

¿Cómo fueron sus primeros años en Sabadell?

--Tuve una infancia feliz. Los niños tienen facilidad para integrarse y yo no tuve ningún problema en este sentido. Guardo muy buen recuerdo de mi infancia en Sabadell, y también de mi vida en Hervás.

¿Fue a la escuela en Hervás?

--Sí, a la pública, pues siempre he creído en ella. Ahora, mis hijos también fueron a una escuela pública.

En Hervás, las familias suelen tener un apodo o sobrenombre...

--Sí, nosotros también lo tenemos; yo soy Tángalo , pues mi padre era Manolo el Tángalo , variante dialectal de tángano, que es una rama seca y resistente. Yo lo llevo muy bien, ya que, como hago marchas de resistencia, es posible que esta afición responda a una característica atávica.

Hable de sus estudios.

--En Sabadell estudié el bachillerato. Después, ya en la universidad, empecé Filología. Como se acostumbra a decir, yo era entonces joven y rebelde; me gustaba la literatura y sobre todo la poesía, también escribir. Pero sólo aguanté un año y, siguiendo el consejo de un abogado de la Cámara de la Propiedad, me pasé a Derecho.

¿Precedentes en la familia?

--Ninguno, aunque ahora ya hay algún miembro que ejerce esta profesión.

¿Cómo fueron sus inicios en la abogacía?

--A decir verdad, fáciles. Como trabajaba en un bufete cuando aún estaba estudiando, adquirí experiencia y, acabada la carrera, pude independizarme e instalarme por mi cuenta.

¿Aficiones?

--El senderismo. Soy miembro federado y participo en la copa catalana de marchas de resistencia, más de 50 kilómetros. He hecho el camino de Santiago cuatro veces, la última en 2001, siguiendo la Ruta de la Plata, que en época romana unía las ciudades de Emerita Augusta (Mérida) y Emerita Asturica (Astorga). Esto me permitió saborear el paisaje extremeño.

¿Qué libro está leyendo ahora?

--Pascual Estivill y el clan de los mentirosos. Para mí es un libro instructivo. Hay que tener espíritu crítico. La crítica y la autocrítica ayudan a progresar.

¿Conoce el libro ´Soldados de salamina´ del extremeño Javier Cercas, que tanto éxito ha tenido?

-- Lo conozco porque se ha hablado mucho de él, pero aún no lo leído. Prometo que lo haré tan pronto como termine el que estoy leyendo ahora.

¿Tiene contactos con Extremadura?

--Sí, hasta el punto que si no voy a mi pueblo cinco o seis veces al año, siento que me falta oxígeno. Cuando viajo a Madrid por asuntos del decanato, siempre procuro hacer una escapada, aunque sea sólo de un par de días. También voy en vacaciones.

¿Mantiene relaciones institucionales con Extremadura?

--No, en la institución que presido no están establecidas, pero no por falta de disposición; si surgiera la oportunidad, la aprovecharía.

¿Sigue la evolución de la región?

--Tengo una percepción de cómo van las cosas, sobre todo en Cáceres, y, a decir verdad, es muy positiva. Aunque no sea en el plano institucional, todos estamos ayudando a que Extremadura deje de ser la gran desconocida y transmitiendo a otros el aprecio que sentimos por nuestra tierra. Hacemos de guías e informadores. Se nota que la región se está modernizando a gran velocidad. Ya no se la ve anclada en el pasado, hay planes interesantes. Precisamente ahora estoy siguiendo el proyecto Alba Plata, que está restableciendo la antigua ruta y creando albergues e infraestructuras. En Baños de Montemayor tiene un centro con una dependencia para alojamiento y otra para exposición de piezas de la cultura romana. Además, en Hervás está construyendo un albergue para peregrinos.

¿Cuáles son las ventajas de Extremadura en la actualidad?

--Sus recursos naturales, su situación geográfica y su potencial humano. Los recursos naturales siguen, en gran parte, sin explotar; su situación geográfica puede hacer de ella un puente entre España y Portugal; son muchos los extremeños que un día emigraron, y ahora se trata de unirse y entre todos dar un nuevo impulso a la región. Pensemos que Extremadura es más extensa que Cataluña y sólo tiene 1.100.000 habitantes, frente a los 6 millones del Principado.

¿Y las desventajas?

--Si las tiene, son históricas. Desconocimiento. Nadie invertía en Extremadura, porque nuestra región tenía asignado el papel de furgón de cola. El problema está en romper ese cliché y poner manos a la obra.

¿Qué consejo daría a los extremeños?

--En primer lugar, que procuren no cometer los errores en que han incurrido las regiones que han precedido a Extremadura en el desarrollo industrial; me refiero concretamente a la destrucción del paisaje y del equilibrio ecológico. En segundo lugar, que potencien y desarrollen sus recursos: turismo, logística (aprovechando el ya mencionado emplazamiento entre España y Portugal), sector terciario y productos agrícolas y cárnicos.

¿Qué opina del conflicto iraquí desde un punto de vista estrictamente jurídico?

--Mi opinión es que la guerra nunca es justa ni legal, pues equivale a romper todo principio de legalidad. Estados Unidos y Gran Bretaña no pueden aducir ningún argumento sólido para justificar su actitud porque no lo tienen.

¿Cómo se siente en su cargo de decano?

--Muy a gusto. Llegué al decanato hace dos años y todavía tengo las alforjas llenas de proyectos. Con un total de 1000 titulados para una población de 190.000 personas (frente a los 717 titulados de la provincia de Cáceres y los 1300 de la de Badajoz para una población total de algo más de un millón), el Colegio de Abogados de Sabadell es una entidad con una intensa actividad profesional y asociativa. Debo añadir que, como éste es un cargo puramente honorífico, tengo también mi propio bufete profesional. Además soy miembro del Consejo General de la Abogacía Española.

Evidentemente, a Manuel no le faltan ni ganas de trabajar ni aspiraciones ni proyectos: todo un modelo para sus paisanos.