Tienen el autobús más grande y bonito del Tour; una imitación del mundo de las motos y la Fórmula 1. El vehículo es la muestra de que ya no son un equipo modesto, un conjunto de relleno, de los de gracias por dejarme correr la ronda francesa y como gentil pago cuelo a uno de mis corredores en las largas escapadas que no llegan a ninguna parte. El Saunier Duval, marca comercial de calderas y aires acondicionados, tiene su sede en Cantabria y este es su cuarto Tour consecutivo. Hasta que Riccardo Riccò triunfó en Super-Besse no se habían comido una rosca. Y, ayer, no solo se permitieron ganar la etapa con Leo Piepoli, sino que el italiano y Juanjo Cobo se presentaron en la cumbre de Hautacam, tal cual si fueran Bernard Hinault y Greg Lemond en la cima de Alpe d´Huez, por allá 1986, con una imagen para el álbum de la carrera: francés y estadounidense cruzando la línea de llegada de la mano.

Piepoli y Cobo llegaron solitos a Hautacam. Atrás, en el coche, Josean Fernández, a quien todos llaman Matxin, decidió que el triunfo fuera para el italiano, porque no está bien visto que dos compañeros de equipo esprinten y porque, atención a la frase, Piepoli está para ganar etapas y Cobo para luchar por la clasificación general. Sí. Ellos ya son la caldera amarilla del Tour y sus motores ya están tan y tan calientes que se creen capaces de todo.

Estos son los datos con los que ayer Matxin se fue a la cama, como el técnico ciclista más feliz del mundo. Primero y segundo en Hautacam, líderes por equipos con más de cuatro minutos de diferencia sobre el CSC, Riccò al frente de la clasificación de los más jóvenes y rey de la montaña por delante de David de la Fuente, que también es miembro del clan. Por si fuera poco, aparte de los dos triunfos de etapa de Riccò y el de ayer de Piepoli, tiene situados a Cobo (octavo) y a Riccò (noveno) en el top ten del Tour. ¡Ni en el mejor de los sueños!

Además, ayer, el Saunier Duval presentó en sociedad a Juanjo Cobo, cántabro, de Cabezón de la Sal, y al que se conoce, como si se retrocediera al ciclismo de antaño, como el Bisonte de La Pesa, su barrio. A los 27 años y con una victoria en la general de la Vuelta al País Vasco a cuestas, figura en la lista del Tour de los tapados como el aspirante número uno de Matxin a pelear por la general de la ronda francesa.

El gran demarraje

Inquieto, algo alocado, capaz de lo mejor y de lo peor, Cobo desfiló ayer por el Tourmalet en el pelotón de las estrellas y atacó en Hautacam, un demarraje con el objetivo de la victoria junto a Piepoli, quien hasta ayer no había podido añadir a su suculento saco de victorias en el Giro y la Vuelta, con 37 años, un triunfo en el Tour. "El ciclismo es como el fútbol: si ganas, estás en la gloria; si pierdes, eres el más malo". Comentario de un feliz Piepoli, un ciclista amante del balón y que aprovecha cada escala en Barcelona para disfrutar --no siempre, tampoco-- en el Camp Nou de sus amores.