Catorce años tenía. Catorce y se sentaba ante el televisor de casa. Módena, región de Emilia-Romaña, como Cesenatico. Riccardo Riccò se entusiasmaba con su ídolo. ¡Qué ataque el de Pantani en el Galibier! Era 1998, el dopaje corría a rienda suelta por el Tour, pero el Pirata era único, una maravilla. Riccò se levantaba. Era imposible ver toda la etapa sentado. Guarda en su casa la colección de DVD. "Los tengo en mi habitación y los miro de vez en cuando".

Tan cierto como que ayer ganó la etapa, que de ver tanto y tanto a Pantani Riccò ha aprendido de él. No se recordaba un ataque en montaña tan furibundo desde que el malogrado y llorado escalador de Cesenatico ponía de los nervios a Induráin, a Ullrich y después a Armstrong. Descanse en paz.

Riccò, 24 años, ha venido al Tour a aprender. Pero, atención, que sigan y sigan dándole minutos extras, que sigan y sigan guardando la ropa, porque hay mucha montaña --hoy la llegada a Hautacam-- y como se descuiden, Riccò puede sacarle los colores al Tour. Si este año no ha ganado el Giro es porque allí estaba Alberto Contador y su nombre, añorado y ausente de la ronda francesa, es demasiado importante como para que el italiano pudiera noquearlo.

El Aspin siempre ha sido considerado como uno de los cuatro monumentos pirenaicos. Se escaló, al igual que el Aubisque, el Tourmalet (hoy entra en escena) y el Peyresourde (que ayer se franqueó en primer lugar) en 1910. Entonces eran caminos de tierra o de barro, según las condiciones metereológicas. Hoy la carretera está perfectamente asfaltada y carteles ilustrativos muestran a los cicloturistas que pueblan su ruta cada día de verano los kilómetros que faltan para la cumbre y el porcentaje cada mil metros.

Riccò tiene un amigo en el Saunier Duval, el equipo cántabro que alimenta su espíritu competitivo. Es Leonardo Piepoli, 37 años, menudo y con menos de 60 kilos en el cuerpo. La noche del sábado volvieron a hablar largo y tendido. Solo había un tema de conversación: Marco Pantani. Piepoli instruía a su delfín contándole cómo atacaba el Pirata, cómo ganó el Tour de 1998, cómo desconsideraron su papeleta como aspirante al jersey amarillo, y cómo demarró en los Alpes para tumbar a Ullrich, para ganar en París.

"El es muy joven y no conoce la carrera. Esta es la diferencia", razonó Piepoli en las escaleras del autocar de su equipo. "No creo que esté para ganar el Tour --dice Riccò--, porque no lo he preparado y no tengo experiencia para la general. Prefiero ir día a día". ¿Recuerdan una frase parecida? Pues sí. La pronunció hace 2 meses Contador en el país de Riccò. Y Contador ganó.