De Avila es Julio Jiménez, el relojero más famoso murallas adentro. Abulense también es Angel Arroyo, el corredor que en 1982 devolvió la fe por el Tour a los aficionados españoles. Y sería un pecado hoy olvidarse de José María Jiménez, El Chava, que quiso disfrutar tanto de la vida que acabó agotándola. Tierra castellana, seca, de tipos raros, tan raros que, siendo obreros del pedal, se convierten en figura y para ello no escogen mejor lugar que el templo alpino por excelencia. Alpe d´Huez. Pónganse en pie. Sí. Alpe d´Huez, la cumbre de los grandes, de Coppi, de Pantani, de Armstrong, de Induráin, que entregó siempre la victoria en la cima pensando en París, y desde ayer de Carlos Sastre, de Sastre de los Alpes, del chico que creció en El Barraco, que se enamoró y casó con la hermana del Chava y que ahora, vestido de amarillo, tiene París a su alcance.

Un día se dirá que Sastre dejó de ser un actor de reparto para convertirse en una estrella en apenas un kilómetro de Alpe d´Huez. Fue justo en el lugar donde siempre atacaba Armstrong, el mejor intérprete que ha dado el ciclismo estos últimos años. Sastre lo bordó. Y tan enorme fue ayer la exhibición del abulense que nadie mejor que un divo de Hollywood, Michael Douglas, para entregarle el maillot amarillo, acompañado de Pat Riley, el técnico que hizo magia del arte de los Lakers.

LA TACTICA Porque ayer Sastre tenía dos cosas muy claras en su cabeza. Primero, la principal, sabía que si quería ganar el Tour necesitaba atacar lo más lejos posible, como siempre hizo Armstrong, al inicio de la ascensión a Alpe d´Huez. Y segundo, debía ser listo, muy listo, pues tenía que mover ficha antes, mucho antes, de que lo hicieran los hermanos Schleck, ya que si esperaba y Frank, ayudado por Andy, resistía con el amarillo, no le quedaría más remedio que ponerse a su servicio.

Tiene ya 33 años, pero está en plenitud física porque ayer fue el único que coronó Alpe d´Huez en menos de 40 minutos para conseguir una renta en la general sobre Evans, su única amenaza, de 1.34 minutos. Habrá tiempo para analizar si este botín será suficiente para que el sábado resista en la contrarreloj final y se asegure el triunfo en París.

CONTADOR Y PEREIRO Habrá tiempo... Ahora toca disfrutar, rememorar su ascensión y verle hoy, en ruta hacia Saint-Etienne vestido con la prenda amarilla que ha heredado de Contador, vencedor en el 2007, y de Oscar Pereiro, ganador en el 2006, y que ayer fue operado en Vigo de la fractura que se produjo el domingo en el húmero por su escalofriante caída en el Agnello.

Regulando, a su aire, notándose un ser libre escalando por los Alpes, en busca de todo lo que tenía a su alcance, Sastre se sintió seguro, sin flaquear porque al tomar la iniciativa sabía que los hermanos Schleck le cubrirían las espaldas.

Con Sastre en fuga, ganándose el derecho a que su nombre figure en la curva 19 de Alpe d´Huez, los Schleck se dedicaron a parar, a frenar, a neutralizar los ataques y a forzar a Evans para que hiciera algo que no le gusta: tomar la iniciativa

Evans tiene el mismo derecho que Sastre a ganar el Tour. Pero si lo hace, sonará en el Tour una nota sinfónica de tristeza, como si fuera el Réquiem que atormentó los últimos días de Mozart, porque apagará el himno a la alegría que el abulense tocó ayer para ganarse el aplauso de Douglas, de Riley, de todos, en su mejor día sobre una bici.