La verdad es una fantasía tan difusa como lo puede ser la mentira. Descubrir dónde se esconde todo aquello que nuestra incertidumbre nos exige, es una batalla perdida en el tiempo. Seguimos siendo grandes desconocedores de la misión que nos ha traído a esta confusa realidad.

Tras muchos siglos de teorías filosóficas, teológicas, religiosas y matemáticas, desarrolladas desde diversas posiciones intelectuales, nada ha hecho cambiar la perseverante avidez que justifique, de una vez para siempre, nuestra andadura existencial.

El noble esfuerzo del saber, nos acompaña a perdernos, más documentadamente, en la lejanía de las insondables apariencias. Nada es verdad ni es mentira...