En muchas ciudades importantes de España, este año 2016, la Cabalgata de Reyes ha sido un sucedáneo, más cercano al carnaval que a la Navidad. Se ha procurado con alevosía y premeditación eliminar todo signo referente al nacimiento de Jesucristo y a la visita de los Reyes Magos al portal de Belén.

En muchos lugares se han eliminado de la cabalgata: la estrella, los pastores, los angelitos, las figuras de Jesús, María y José; y los Reyes aparecen, como en una parodia, un tanto desdibujados y, en algunos casos, con un cierto aire de burla. Podemos decir que, los inventores de este proyecto, han conseguido que el cristianismo se rinda al, llamado por algunos, progresismo.

En un país como el nuestro de hondas raíces cristianas, aunque actualmente algo desdibujadas, pero que siempre ha respetado su tradición. Ahí están la infinidad de Romerías a la Virgen que se celebran en todo el territorio español; ahí está la tradición de la Semana Santa que tanto arraigo tiene en todo el territorio nacional y especialmente en Andalucía; ahí está también la digna y respetada celebración del Corpus Christi y tantas otras celebraciones en honor de los Santos y patronos de las ciudades. Pues en este país gracias al oportunismo político de algunos, que han llegado al poder dado el alto nivel de corrupción de otros que debían de haber dado ejemplo.

Ese oportunismo, como digo, ha conseguido ya desdibujar o descafeinar una tradición cristiana de siglos, podríamos decir que han conseguido su primer éxito en su objetivo de eliminar las tradiciones cristianas del panorama de nuestra España. La gran fiesta de los niños españoles sucumbe ante el poder de los magnates del ateísmo, de los “progres” que aun hoy defienden las ideas de un comunismo, leninismo, estalinismo … ya en total decadencia. Un comunismo que sólo ha dejado: desolación, pobreza, miseria y muerte allá por donde ha pasado. Y estas ideas comunistas son las que anidan en los programas de Podemos, del venezolano Maduro y de tantos otros, aun resentidos y con odio de toda política que no sea la suya. Pido a Dios que el veneno de estos pobres ideólogos, que vagabundean en las cloacas de los miserables y de los corruptos, no llegue a contaminar el corazón de tantos seres humanos limpios que buscan un mundo mejor, pero alejados de la escoria y de la desfachatez de todo nefasto oportunismo.