Una vez que han pasado estas horas y reflexionas, te das cuenta de la suerte que hemos tenido. Hay muchos daños materiales, pero no humanos.Estoy recordando la desgracia de Badajoz y hay que dar gracias a Dios porque todo se ha quedado en un susto, aunque nos cueste el dinero.Yo viví la tormenta con temor. El granizo aporreaba mis ventanas, pero me sentía a salvo en mi hogar, aunque muy preocupada por mi hija que estaba en el Eroski y mo me cogía el teléfono.