Este prócer catalán, diputado en el Congreso, fundador de Unión de Cataluña –creo-, aliada con Convergencia y Unión, se ha logrado sobreponer a todos los mandatarios de Convergencia y Unión, y hacerse el adalid de dicho grupo. Nunca me fue persona grata. Siempre le he visto falso. Se ha encumbrado con su savoir faire dentro del partido a tan alto nivel, que se ha hecho el capitoste de los grupos minoritarios del Congreso. Con sus falsas aseveraciones a los distintos presidentes del gobierno, amenazándoles de no votar sus presupuestos o lo que sea, pero luego, sabedor de que con su abstención no ha faltado a su palabra y ha logrado que se apruebe lo que el gobierno de turno perseguía, ha logrado para su región lo que pretendía, como lo ha hecho el del PNV, y en menor escala, los canarios. Han sacado del gobierno lo que les han dado la gana: dinero, estatutos, autonomía, traspasos, etc., porque saben que el que está sentado de presidente es una pura inutilidad. Amenaza, diciéndolo claramente, pero con falsedad, que el decir: no apoyaremos los presupuestos, indica que dirán un no como una santa catedral. Pues no. Esas palabras en boca de Durán y Lérida, indican que le va a pedir lo que quiera y su voto será una abstención, con lo cual, los dos saben, ya pactado antes de la sesión, que dirá eso y se saldrá Rodríguez con la suya. De ahí que la faz del presidente no cambia ni de color ni de gestos cuando Durán y Lérida se lo anuncia. Todo pactado, y Durán y Lérida cree que todos los españoles le creen cuando dice que no votará a favor. Craso error el de Durán. Se le ha visto el plumero hace ya unos añitos, y no nos la da con queso. No es de fiar ni un pelo este buen señor. Los franceses dicen, cuando algo no funciona o está mal las siguientes palabras, merde, merde, merde, y aquí, en España, no es para menos lo que nos están haciendo a los españoles unos y otros. No nos fiemos de las aguas mansas, que las bravas, ya las vemos llegar.