Para España y especialmente para Andalucía y más concretamente para la provincia de Jaén es muy importante conocer con profundidad lo que se ha dado en llamar el ébola de los olivos; y es por lo que he considerado de interés el dar a conocer, y analizar, este artículo del diario El Mundo y que nos puede ayudar a tomar conciencia de la realidad y conocer lo que, en un futuro: puede ser, o no, un peligro para nuestros olivos; olivos que son gratamente nuestra gran y esperanzadora riqueza. No se sabe exactamente cuál fue el primer olivo que se secó, ni por qué, en la zona de Galipoli, en Italia.

Hasta que, en 2013, el catedrático emérito de la Universidad de Bari, profesor Giovanni Martelli, de 81 años, recordó una publicación en la que se hablaba de la infección de la bacteria xylella fastidiosa en unos cuantos olivos de California. Y con dicha publicación se confirmó que esa bacteria era la asesina de los preciosos olivos centenarios de la provincia de Lecce. Eran muy malas noticias. Había que enfrentarse a una de las bacterias más peligrosas para plantas y árboles del mundo, que nunca había hecho de las suyas en Europa. Lecce, con doce millones de estos árboles afectados, casi tres millones centenarios, ha quedado catalogada como zona infectada por lo que ya llaman el ébola de los olivos. A día de hoy no saben qué hacer con la xylella.

El diagnóstico ya suponía que la lucha contra la epidemia iba a ser muy complicada y, además, sin esperanza para los árboles enfermos en las hectáreas arrasadas en la zona. ¡No hay cura! El miedo y la angustia es que se extendiera mucho. Ya ha saltado a Córcega, donde se ha hecho fuerte en plantas ornamentales, y hay doce focos en la Costa Azul, aunque no en olivos, para alivio de los españoles. Pero España está en alerta. La bacteria, que afecta a muchos otros cultivos, tiene a 40 especies donde elegir, desde el cerezo al almendro, pero también cítricos y vides. De hecho, en Lecce ya se ha encontrado a la xylella en cerezos, acacias y adelfas. Y un gran peligro, en la autovía A-92, en Andalucía, hay decenas de kilómetros de olivares atravesados por la carretera, con la mediana cuajada de adelfas. La bacteria está viajando por el sur de Italia a bordo de un insecto, que es muy difícil controlar, la chicharrilla espumadora su nombre español, o en América el escupitajo de los pastos.

En España, los que más saben de esto son los científicos: Amparo Laviña y Jordi Sabaté, del Instituto de Investigación Agroalimentaria de Cataluña. Según estos investigadores, los insectos que transmiten la bacteria pican en muchos tipos de plantas, lo que hace muy complejo cualquier plan para erradicarlo. Una posibilidad para que deje de atacar al olivo es que tenga un plato que le guste más, como las hierbas y matojos, pero se antoja complicado en un verano mediterráneo y seco, como el de Italia o el de España. Y explica Jordi Sabaté: • "Cuando se fumigue, ya han podido picar a la planta y, aunque mueran, ya no sirve". Continúa diciendo: • "Están investigando la manera de reproducir el sonido de los machos porque entonces no entran en un cultivo, pero se necesitan unas grabaciones muy precisas y unos altavoces en mitad del campo. No es fácil" Y explica el investigador: • “También poner mallas para separar cultivos, pero son soluciones sin resultados contundentes”. A Galipoli en octubre de 2014 llegaron otros turistas, los asistentes al primer encuentro internacional sobre el brote de xylella en Europa. Los investigadores del continente asisten fascinados y asustados a los avances de esta nueva especie invasora, que también puede atacar a los cítricos o a las vides. En aquel congreso se debatiría sobre las medidas de control: • ¿Qué hacer con los olivos infectados? • ¿Qué cordón de seguridad poner? • ¿Cómo frenar una bacteria que expanden la familia de los cercopoideos y los cicádidos? Jordi y Amparo, han hecho muestreo por el noreste ibérico sin encontrar rastro de la xylella. Y dice la investigadora Amparo: "No creo que llegue a España"; pero, hay que ponerse en ese escenario. Y cuenta Blanca Landa, investigadora del “Instituto de Agricultura Sostenible de Córdoba”, que depende del Consejo Superior de Investigaciones Científicas: • "Se me pone todavía la piel de gallina cuando recuerdo esos olivares italianos. Allí, además, son fincas pequeñas que han pasado de generación en generación, con olivos centenarios. Parecía una guerra. Y sigue avanzando. Volví en 2015 y dentro de poco iré de nuevo" La patóloga Blanca Landa, forma parte del proyecto europeo Ponte, sobre organismos que pueden amenazar Europa, con la participación de121 investigadores de 10 países europeos.