La línea que nos separa entre la vida y la muerte se va difuminando cuando nos preguntamos ¿qué sentido tiene la muerte súbita de más de diez mil personas, arrebatadas por el efecto natural que produce un ciclón tropical?

La ciencia y la tecnología, unidas al desarrollo económico y social, han hecho posible su aplicación en ciertas zonas del planeta, procurando actuar al estilo de una segunda piel, para protegernos temporalmente cuando la meteorología nos alerta del peligro para la vida.

Cuando esos adelantos tardan en llegar a las zonas que sufren la tragedia, la línea entre la vida y la muerte guarda una distancia más cercana y natural.

Los espontáneos orígenes de la vida también nos alertan de que, la vida y la muerte van cogidas de la mano como la más idílica de las parejas de enamorados, y que caminan al unísono en este irremediable caos que tratamos de ignorar.