Este sábado pasado asistí, por invitación de uno de los componentes de la Asociación do Acordeón de A Coruña, al festival que ellos organizan.

Confieso que era la primera vez que acudía a un festival de música de acordeón y he de decir que me ha encantado, por varias razones. Por un lado, me ha sorprendido la variedad de registros musicales que puede ofrecer dicho instrumento, desde el festivo y popular hasta el sensible y nostálgico de las composiciones clásicas. Pero, aparte de los grandes artistas que ofrecieron su arte, lo que me ha llamado la atención es comprobar cómo se puede hacer un festival, en mayúsculas, con grupos de la tierra, sin necesidad de recurrir a artistas foráneos, que, por otra parte, supondría encarecer el presupuesto destinado por la Asociación a dicho evento.

Absolutamente meritorios los alumnos de la Escuela de Cee o la de Bieito Blanco, de Ourense; todos ellos artistas invitados al festival que demostraron ser unos grandes virtuosos. Es más, en el grupo ourensano, nos sorprendió un componente, que además era tenor, ofreciendo dos canciones, cargadas de sentimiento y buen hacer. Ya se imaginarán ustedes que las casi dos horas del festival se nos pasaron, a los asistentes, en un visto y no visto. Queríamos más. Desde luego, he dar las gracias a mi amigo por haberme animado a asistir a este magnífico encuentro de acordeonistas. Espero no perderme el próximo…