Queridos compañeros, desde este estupendo lugar donde me encuentro de vacaciones, quiero desearos lo mejor para los que disfrutéis de las vuestras y para los que continuáis con pasión y entrega dando lo mejor de vosotros, en la privilegiada y sacrificada profesión de cuidar. También quiero transmitiros mi optimismo incluso en los malos tiempos que corren. Deciros que peor no podemos estar y si a estos políticos que acaban de llegar les importan nuestros abuelos, los pacientes terminales y de paliativos que ocupan la mayor parte de nuestras camas, sabrán como se puede mejorar la atención. Estoy seguro que algo puede cambiar, con solo valorar adecuadamente las necesidades de los que nos hacen sentirnos humanos, necesarios, valiosos y orgullosos de poder servir a los que nos necesitan.