De norte a sur de Cataluña. A ambos lados de los Pirineos e incluso traspasando la frontera de Francia en El Pertús. Familias enteras formaron una cadena humana el pasado miércoles como reivindicación al Gobierno central por hacer caso omiso del espíritu soberanista que Cataluña tiene hace décadas, y como unión de fuerzas por un sueño.

Aprovecharon pues la fiesta nacional de Cataluña, la Diada del día 11 de septiembre. Muy acertado si el objetivo era llamar la atención. Según datos de la Generalitat, 1,6 millones de personas salieron a la calle uniendo sus manos a través de 480 kilómetros para hacerse oír en toda España, e incluso, a nivel internacional -como mencionaron al día siguiente decenas de medios extranjeros-.

Al parecer un 52% de los catalanes están a favor de la independencia de esta comunidad, pero, ¿y qué pasa con el otro 48%? ¿Prefieren no opinar y mantenerse al margen para no complicar más aún la situación que atraviesa el país, o es que realmente no están de acuerdo con la independencia?. Sea cual sea el caso, del que no tenemos constancia, el Gobierno de Mariano se apoya en esta línea, en esas mayorías silenciosas.

Una opción que gusta a la mayoría de los españoles pero no tanto a los catalanes. El acto, con el objetivo de hacer saber al Ejecutivo que esperan una consulta soberanista en 2014 y no dentro de 3 años, trascurrió con “normalidad” aunque con excepciones.

En Madrid, 12 miembros de grupos de ultraderechas fueron detenidos por asaltar una propiedad de la Generalitat de Cataluña en Madrid. Y siempre me remito a ello, “en el momento en el que pierdes el respeto a tu opositor, pierdes la razón”. Y ya que hablo de esto, no sólo me refiero a este caso, menciono también a todos aquellos que para defender ideales, sentimientos y un espíritu soberanista queman banderas o realizan actos vandálicos para hacerse notar y respetar.

Así no se consigue nada, sólo el efecto contrario: no ser nunca correspondido a tus peticiones. Ahora el telón se abre para dar paso a un escenario de negociación, en el que Artur Mas y Mariano Rajoy deberán dialogar sobre el futuro de España y de Cataluña. Rajoy ya ha respondido a la carta del president, apelando una vez más, a mantener la lealtad institucional y ceñirse al marco legal. No obstante, llama a trabajar para fortalecer lazos y a dialogar todas las cuestiones que afecten a los ciudadanos catalanes. Desde mi humilde opinión me quedo con la frase del presidente: “Juntos ganamos todos y separados perdemos”. Porque España no sería lo mismo sin Cataluña y a su vez esta sin España. Porque somos un país con muchas riquezas -aunque no económicas precisamente- y como siempre se ha dicho: la unión hace la fuerza.