Es curioso a más no poder. Este presidente de tómbola que tenemos, después de decir las frases más necias que una persona pueda decir, sigue ahí, atado al sillón monclovita y nadie es capaz de echarle de la silla. Es natural. A la oposición grande, los pequeños no la apoyan para pegarle el golpe definitivo y arrancarle de allí, y las oposiciones pequeñas saben que mientras él, el inútil, esté allí apoltronado, podrán sacar para ellos lo que les venga en gana, porque Rodríguez sabe, más que de sobras, que para seguir sentado en la Moncloa ha de claudicar con lo que le pidan los pequeños. Con frases como las que detallo a continuación, si los políticos fueran hombres de pelo en pecho y no miraran las particularidades regionales, ya le habrían sacado del palacio. Con frases como estas, una persona no puede -es impensable que pueda- presidir algún país, ni de tercera categoría: "no son parados, son personas que se han apuntado al paro"; "hoy estamos mejor que hace un año y dentro de un año estaremos mejor que hoy"; "estamos en la Champions League de la economía"; "España tiene el mejor sistema financiero de la comunidad internacional"; "somos la octava potencia mundial, la envidia de Europa y pronto superaremos a Francia como ya lo hemos hecho con Italia"; "España ha vuelto al corazón de Europa"; "el cambio climático es una de las causas de la recesión"; "la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España"; "no lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo"; "la crisis es una falacia, puro catastrofismo"; "España no se rompe, está más unida que nunca"; "España está a punto de salir de la crisis, si no lo ha hecho ya", "la Tierra no es de nadie, pertenece al viento", etc. Después de este vaciado de cerebro que se tuvo que hacer, al soltar estas sentencias, no se qué hacer, si exiliarme, o hacerme anacoreta.