Lo de Turquía en esta Eurocopa está siendo algo paranormal. Si hasta ahora había hecho cosas imposibles, hoy rizó más el rizo. Tras un partido mediocre, que terminó en empate a cero, los turcos dominaron la prórroga mereciendo el gol de la victoria. Sin embargo, tras un error infantil de Rustu, Klasnic marcó el 1-0 en el minuto 119. Faltaban segundos, y los turcos, en lugar de quedarse llorando, siguieron creyendo. Esa fe que les hizo remontar el partido frente a Suiza; esa fe que les metió en cuartos remontando un 0-2 ante la República Checa. Esa fe mantuvieron, y en el 121 Semih Senturk cogió un pelotazo, lo bajó, disparó y, tras rebotar en Simunic, entró. Imposible, pero cierto. El partido se fue a los penaltis. Y en esa lotería, con los croatas aún sin creerse que estuviesen ahí, Turquía se llevó la victoria por 3 a 1, después de que los de Terim materializasen sus tres lanzamientos y Croacia sólo anotara uno de cuatro. El genio que acompaña a los turcos en esta Eurocopa ya le ha concedido los tres deseos; ahora, frente a Alemania, será mucho más complicado. Pero Turquía estará entre los cuatro primeros de Europa. Ahí es nada.

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