Peter Weir ha tardado cinco años en realizar una nueva película después del éxito de El show de Truman (1998). Propuestas no le faltaron en este largo espacio de tiempo, pero además de ser un director minucioso y poco amigo de pactos con la industria, el australiano necesita implicarse totalmente en lo que hace. El puro y simple encargo no va con él, entre otras cosas porque puede permitírselo.

Así las cosas, los productores de Master and commander --subtitulada en España Al otro lado del mundo -- pensaron inmediatamente en él cuando comenzó a perfilarse el proyecto, hacia 1996. La intención era adaptar la primera de las 20 novelas del ciclo aventurero de Patrick O´Brien, centrado en las aventuras marinas y guerreras del capitán Jack Aubrey.

A Weir no le sedujo la propuesta inicial, ya que en este primer relato no está todavía bien perfilado el personaje y domina la acción sobre los aspectos más introspectivos. Y al director de Unico testigo no le interesaba en absoluto rodar una película sólo de abordajes y batallas marinas.

Weir, que es cauto y paciente, esperó. Realizó mientras tanto El show de Truman , una crítica feroz de la delgada línea que separa la ficción de la realidad en televisión, y, en una posición de fuerza, pudo imponer sus criterios. Al final aceptó dirigir Master and commander con la condición de centrarse más en la décima novela de la serie que en la primera. Y a partir de aquí, la elección de un reparto capitaneado por Russell Crowe, la utillería sofisticada de efectos y trucajes en alta mar y el toque de Weir: abstracción antes que acción.

GUERRAS NAPOLEONICAS

Porque pese a su aparente y logrado look de producción y lo espectacular, casi sobrenatural, de sus secuencias bélicas, Master and commander se acerca más a la reflexión íntima que a la aventura naval como la entendieron en el Hollywood de los años 40 y 50.

La acción acontece en 1805 y se inicia en la costa de Brasil, en plenas guerras napoleónicas. Jack Aubrey (Crowe), un discípulo del famoso almirante Nelson, está al mando del buque de guerra llamado Sorpresa.