Las torturas y asesinatos son igual de despreciables ya sean cometidos por el llamado ´eje del mal´ o por el ´eje del bien´. El mes de mayo comenzó con la indignación que produce en todo aquel que tenga un mínimo respeto por los derechos humanos las fotografías publicadas de las torturas cometidas por militares estadounidenses en Irak. Desde entonces, los titulares diarios sobre este asunto no hacían más que descubrir un poco más la punta del iceberg que parece se ha convertido este asunto, y que además de a los estadounidenses ha salpicado a los británicos, aliados para todo.

Que si el Pentágono lo sabía, que si no lo sabía, que si Bush expresa su "profunda repugnancia" y que si un día después defiende a Rumsfeld, el responsable de Defensa norteamericano, diciendo que "realiza un magnífico trabajo" o que "guía al país de forma valiente".

Pero si el Pentágono no conocía la existencia de estas torturas, en las que se ha demostrado que murieron varias personas, no sería porque organizaciones como Amnistía Internacional o Cruz Roja no las hubieran denunciado desde el año 2003. Hasta un exministro iraquí asegura que hace meses puso estos hechos en conocimiento del Gobierno de EEUU.

El siguiente capítulo de esta historia viene protagonizado por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que ahora se ha sabido que tiene un manual de tortura donde explica las técnicas a utilizar con presos de Al Qaeda. Métodos tan brutales que hasta el FBI ha rechazado participar en ellos. Así las cosas, Cruz Roja reitera su preocupación por los más de 600 presos que siguen en Guantánamo, no es para menos.