La versatilidad de Alexis Valdés para interpretar papeles cómicos o dramáticos se puso de manifiesto a partir del pasado viernes con el estreno de dos películas muy diferentes centradas en dos problemas muy cubanos: el turismo sexual y los balseros. Un rey en la Habana1y 90 millas son dos muestras de la "carrera ecléctica" de este actor nacido en la capital cubana hace 42 años, al que le gusta utilizar el humor para llamar la atención sobre los problemas reales de la gente.

Valdés llegó a España hace diez años dejando en Cuba una notable y premiada carrera como cómico, que se trabajó en el teatro y en la televisión. Barcelona fue su primera etapa española --en 1999 recibió el premio Sebasti Guasch al mejor espectáculo teatral-- y El club de la comedia, el trampolín que le hizo popular, tras participar en media docena de películas, entre ellas, París-Tombuctú , de Luis G. Berlanga.

En Un rey en La Habana Valdés parece el hombre-orquesta. Debuta como director, es el protagonista, firma el guión y algunas canciones. También trabajan su padre y su mujer, Paulina Gálvez. Con un presupuesto de 2,7 millones de euros y 265 copias, Valdés trabajó tres años en la historia. Pero el verdadero doblete lo realiza en la interpretación. Por una parte, es don Arturo, el maduro español que viaja a La Habana para ligar con una joven cubana y muere de exceso de Viagra, y Papito, el ex de la chica, que suplanta a don Arturo y regresa a España para hacerse con su herencia.

Con media docena de actores cubanos y otros tantos españoles --entre ellos Carmen Machi, Antonio Dechent o Manuel Manquiña--, Valdés muestra una galería de personajes enraizados en la picaresca española, sin hacer escarnio de tópicos sobre las dificultades de la isla o la prepotencia de los turistas.

"La comedia es el vehículo más sutil para llamar la atención sobre cosas que me preocupan", dice Alexis Valdés. Rechaza ser "un juez moral o estético" y prefiere definirse como un "irreverente respetuoso" porque no le gusta sobrepasar el límite del insulto y la chabacanería.

Con una sucesión de hilarantes gags, Un rey en La Habana refleja, según su autor, "esos seres que van a otros países con la superioridad barata de venir del primer mundo vendiendo sueños".

LA CARA TRAGICA

Si este filme busca, además, entretener y divertir al público, 90 millas muestra la cara trágica de los cubanos. La película, dirigida por Francisco Rodríguez y rodada con notable esfuerzo humano en Canarias, aborda la odisea de un grupo de balseros para recorrer esa pequeña distancia entre Cuba y Florida en una rudimentaria embarcación. Lo que empieza con pinceladas de humor ácido, termina con el impacto dramático de Valdés, el único pasajero que se salva junto a un bebé.

Valdés reconoce que el público elige el registro más divertido de los actores y eso les lleva al encasillamiento, pero "es triste para un actor limitarse a una cosa", comenta.