Con sólo nueve años miles de niños saben lo que es que te aparten de todo lo que conoces para introducirte en una selva donde te enseñan a disparar. Para demostrar que están listos, a veces se les obliga a asesinar a sus propias familias. Después son drogados para que no duden en hacer bien su trabajo y con un arma en las manos matan a quienes les han dicho que son el enemigo. También participan en el saqueo de aldeas enteras matando, torturando o mutilando previamente a todo lo que se encuentra con vida.

Historias como esta tienen nombre y apellidos en la exposición informativa que ha organizado Amnistía Internacional (AI) junto con la Universidad de Extremadura para concienciar a los universitarios de este terrible drama bajo el nombre Niños en guerra . Las 40 fotografías cedidas por AI, tomadas en la República del Congo, y organizadas por el área de Acción Cultural de la Uex se podrán ver hasta el próximo 18 de diciembre en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres. Pero después estarán en el campus de Badajoz (del 12 de enero al 6 de febrero en el rectorado), Mérida (del 9 al 12 de febrero) y el Centro Universitario de Plasencia (del 1 al 19 de marzo).

Las imágenes están captadas en este país africano pero bien pudieran pertenecer a Liberia, Afganistán, Colombia, Sierra Leona y tantos otros lugares donde se roba la infancia a miles de niños, según aseguran Félix Collado y Rosendo Vílchez --miembros de Amnistía Internacional en Cáceres y organizadores de este proyecto--.

Por su parte, Elena Jurado, directora del servicio de Actividades Culturales de la Uex, asegura que desde el principio entendió este proyecto como algo especial. Asegura que a pesar de la terrible situación que se denuncia, las fotografías están muy lejos de buscar el morbo y transmiten un mensaje de esperanza. Además de a niños soldado --todos los menores se muestran con las caras difuminadas-- también hay fotos de la vida en los campos de refugiados, de gente sonriendo en su dura cotidianeidad, o de niños recuperándose de las secuelas de la guerra en campos de reeducación .

También hay esperanza porque, a pesar de la dureza de estos hechos, utilizar a los niños de este modo es un delito internacional y como tal puede ser denunciado. En este punto es donde la campaña Niños en guerra busca la colaboración de aquellos que tomen conciencia de este problema. Se trata de enviar cartas de denuncia a los gobiernos de la República del Congo, de Naciones Unidas, de España... a todos los dirigentes políticos que miran hacia otro lado y no llevan ante un tribunal a los responsables de esta situación. Para facilitar la tarea, Amnistía Internacional incluso las ha redactado. La que está dirigida a José María Aznar, en la que se le pide que aproveche el papel que España tiene en las Naciones Unidas para hacer algo efectivo, se puede recoger en la propia exposición. Ni siquiera necesita sello.

Esta denuncia también se puede dirigir a otros organismos internacionales a través de internet, utilizando la web de AI (www.actuaconamnistia.org). Se tarda tres minutos en enviar esta declaración de principios. Un gesto que por ejemplo a Amina Lawal, condenada a morir lapidada --es decir apedreada-- le sirvió para salvarle la vida.

DIBUJOS DE MUERTE

En esta exposición no sólo se pueden ver fotografías. También hay una serie de dibujos con trazos infantiles y contenidos que nada tienen que ver con la niñez, como por ejemplo un niño asaltando un poblado y diciendo "aprendí a mutilar".

También hay historias reales recogidas por una delegación de AI en la República del Congo. Como la de Samuel, un adolescente de 16 años que con 11 fue un niño soldado. Esto es lo que cuenta: "cuando estás delante del enemigo, par mí, hay que matar". Cuando lo hacía lanzaba un grito de victoria, registraba al muerto y se llevaba las armas y el dinero. Y quién es ese enemigo. Aquí está la explicación: "El enemigo es todo lo que nos ataca. Te dicen que subas a un automóvil, no te explican por qué. Después sales del auto y te dicen que estás delante del enemigo".

Parecida es la historia de Sylvain, de 11 años que con 9 fue niño de guerra. Y muy dura también la de Emilie, con once años fue una esclava sexual. Es decir, iba con la tropa para ser violada sistemáticamente. Edouard, de 12 años, es combatiente desde hace 5.