Con la presentación de Awesome, I fucking shot that! en el Festival Sundance, los Beastie Boys mostraron una nueva forma de grabar conciertos a través de los fans que, equipados con cámaras domésticas, filmaron a la banda neoyorquina de hip hop. En un guiño a la industria del cine, uno de los miembros del trío, Adam Yauch, sentenció: "No hay nada comparable a ver una película en una sala, con más gente, con el sonido altísimo. Esa experiencia no debe desaparecer".

Su documental se estrenará el 31 de marzo y saldrá en DVD tres meses después, como ya ha ocurrido con otros trabajos sobre Flaming Lips o los Ramones. Pero de lo que se trata ahora es de llenar las cada vez más vacías salas. Y para eso se está recuperando la costumbre de los 70, cuando la cinta sobre el festival de Woodstock de 1969 ganó un Oscar y muchos, desde Pink Floyd hasta Grateful Dead, se dedicaban a convertir sus actuaciones en películas.

EXPERIENCIA VISUAL

El último ejemplo se pudo ver en las 115 pantallas estadounidenses que proyectaron Coachella, documental sobre el festival de Indio (California) que permitió a los seguidores de The Cure o de los Pixies escuchar a sus grupos de cabecera por el precio de una entrada de cine. La compañía Big Screen Concerts busca así una solución a la crisis de taquilla en EEUU, donde las ventas de entradas cayeron más de un 10% el año pasado. "Nos preguntamos qué tipo de contenidos podrían atraer al público de lunes a jueves", explica Kurt Hall, responsable del invento.

La empresa (que forma parte de CineMedia, joint venture de los gigantes Regal Entertainment Group, AMC y Cinemark USA) tiene acceso a 13.000 pantallas, ofrece a las discográficas la posibilidad de llegar a millones de estadounidenses y distribuye los conciertos vía satélite.

Entre las joyas más recientes exhibidas en las salas de EEUU destaca una actuación de Bruce Springsteen en 1975, o el directo de Bon Jovi en el Nokia Theater de Manhattan en septiembre.

Los espectadores pagan 10 dólares y los artistas tienen el márketing asegurado. "La clave para nosotros no es tanto la experiencia visual, sino la gran promoción", apunta el mánager de Kiss, Doc McGhee.