A Bret Easton Ellis le atormenta estos días una mudanza. Ha puesto a la venta su luminoso estudio del East Village de Nueva York y se ha comprado un piso en Los Ingeles. "Me da mucha tristeza. ¿De verdad tengo que irme a Los Ingeles? No sé qué hacer".

Dada la trayectoria vital de Easton Ellis, no deja de ser ésta una preocupación menor. Recordemos que en el pasado se enfrentó, para deleite de la prensa sensacionalista de EEUU, a muchos envites peligrosos con drogas, alcohol y colectivos coléricos dispuestos a crucificarle por el contenido de American psycho.

Rememorar estos pasajes viene a cuento ahora que se publica en España Lunar Park , su novela más reciente, en la que él mismo se encarga de refrescar la memoria al lector. Al fin y al cabo, el protagonista de la trama se llama Bret Easton Ellis. Un escritor de éxito, adicto a los excesos, busca encarrilar su vida junto a una famosa actriz y sus hijos. La historia deviene un thriller fantasmagórico en el que el autor ha invertido seis años, ha incluido personajes de sus novelas anteriores y roza el homenaje a Stephen King.

¿No es mucho tiempo seis años para escribir una novela?

--Sí. Soy muy lento y me distraigo fácilmente. Ojalá hubiera escrito más libros. Cinco novelas en 20 años no parecen suficientes.

Y con la dosis de famosos habitual en la novela, se diría que sigue fascinado por la cultura de la fama.

--Menos a medida que me hago mayor. Lo estaba, sí, pero eso era antes. Ahora soy otra persona.

¿Era necesario ponerle su nombre al protagonista?

--Muchos autores lo han hecho. ¿Y por qué no Si te ayuda, si hace que el libro sea mejor y te diviertas más al escribirlo, pues adelante. Le da al conjunto sentido de autenticidad.

¿No es muy narcisista?

--Oh, sí, desde luego. Pero escribir una novela ya es un ejercicio de narcisismo. Y escribir Lunar Park ha sido el ejercicio más narcisista de mi vida. De hecho, puedo afirmar que los escritores forman un gremio muy narcisista. No pasa nada, existen defectos peores. Además, suelen ser personas genuinamente felices. ¿Cómo no van a serlo si hablan todo el rato de sí mismos? Claro que cuando te pasas días y días promocionando tu libro, puedes acabar ahogándote en tu narcisismo. Hay que ir con cuidado. Anoche leí unos párrafos del libro antes de acostarme y pensé: "Es bueno de verdad". O sea, muy narcisista. Todo cuadra.

¿Relee sus novelas?

--No, pero hace poco, en Los Angeles, cogí Menos que cero . Coincidía con el 20 aniversario de su publicación. Abrí una botella de vino, me senté y lo leí. Y me gustó. Dos días después, empecé a preguntarme: "¿Qué harían ahora esos personajes Tendrían mi edad. ¿En qué trabajarían" Esa será mi próxima novela.

Con Lunar Park inicia, pues, una etapa de retroalimentación. En la novela sale hasta Patrick Bateman el psicópata de American psycho.

--Nunca podré escribir otra novela del impacto de American psycho y nunca crearé un personaje tan icónico como Patrick Bateman. Si hasta en los desfiles de Halloween hay decenas de chicos que se disfrazan de él. En cualquier caso, Lunar Park nació dos semanas después de acabar American psycho , en 1989, con la idea de recrear las historias de género que me gustaban de pequeño; historias de fantasmas, de horror, como las de Stephen King. Con el paso del tiempo la novela cambió por culpa de diversos acontecimientos de mi vida que quería explorar, como la muerte de mi padre. No es ningún secreto que nos detestábamos. Nunca imaginé que la novela tomaría esa senda tan personal.

Una curiosidad. En el libro cuenta que una vez, en los 80, cenó en la Casa Blanca invitado por Jeb y George Bush hijo. ¿Es eso verídico?

--En 1986, mi agente me llamó para decirme que había una cena de gala y que los hijos del vicepresidente Bush querían invitarme porque les encantó Menos que cero . Pero no fui. Y no por razones políticas. Tenía 23 años, era un sábado por la noche y prefería ir de bares.