Queremos sembrar la semillita de la investigación y de la empresa", comenta José Blas Pagador, el ingeniero informático del Centro de Cirugía de Mínima Invasión de Cáceres que ha organizado el primer Congreso Internacional de Ingeniería Médica (Memeet) el pasado 2 y 3 de noviembre. De la mano de expertos internacionales como el inventor del implante biónico Dextra, William Craelius, el profesor de cibernética y responsable del ciber-brazo Kevin Warwich o el director de entrenamiento en Europa del robot Da Vinci, David Douglas, los casi 200 asistentes a esta cita de reconocido interés sanitario y científico comprobaron las ventajas de aplicar una tecnología puntera a la cirugía de mínima invasión. Además, a través de videoconferencia, asistieron en directo a sendas intervenciones realizadas desde el Hospital Ruber Internacional en Madrid por Antonio Allona y el director del servicio de urología de la Fundación Puigvert en Barcelona, Humberto Villavicencio, pionero en el uso de la cirugía robótica en España.

Y como uno de los objetivos de la primera edición del Memeet es servir de revulsivo de ideas innovadoras, una parte del programa se dedicó a la visión empresarial de la investigación. Un punto que se abordó a través de las explicaciones de jóvenes emprendedores que han desarrollado sus patentes, como Manuel García, y desde la visión de grandes firmas, como la que aportó Almudena Sánchez del grupo empresarial tecnológico GMV.

INTENSO PROGRAMA

El impulsor del Centro de Cirugía de Mínima Invasión en Cáceres, Jesús Usón, fue el encargado de abrir la cita científica en una primera jornada dedicada a los robots quirúrgicos. Ese día la estrella fue Da Vinci, un robot que multiplica las virtudes de un cirujano y que reduce al mínimo las consecuencias para un paciente afectado, por ejemplo, de un cáncer de próstata.

"Lo que se pretende con esta tecnología es realzar las capacidades de los humanos, no sustituirlos", matiza Pagador, quien califica al Da Vinci como el robot "más importante que existe en cuanto a aplicación sanitaria". Uno de esos prototipos estuvo el pasado viernes en Cáceres y los asistentes al congreso tuvieron un monitor de lujo a la hora de explicarles su manejo, David Douglas, el director de entrenamiento en Europa del robot. Bajo el título Da Vinci, el instrumental quirúrgico del siglo XXI enumeró las ventajas de esta herramienta médica.

Otros ponentes de la primera jornada fueron Rafael Barea, del departamento de Electrónica de la Universidad de Alcalá, que habló sobre las aplicaciones clínicas de los robots quirúrgicos, nano-robots y medicina regenerativa; y Soledad Garrido, de Sener Ingeniería de Sistemas (Madrid) y Víctor F. Muñoz, de la Universidad de Málaga quienes desgranaron las aplicaciones clínicas de los robots quirúrgicos.

El director científico del IME en Cádiz, Manuel Caballero, disertó sobre la captura de imágenes nítidas y en color en ausencia de luz y Juan Ignacio Martínez, del Hospital Ruber, desarrolló en su intervención las influencias y aplicaciones clínicas de las nuevas tecnologías robóticas en la cirugía de mínima invasión.

El sábado estuvo dedicado a los implantes robóticos, una jornada marcada por la presencia de dos reconocidos especialistas en este área, Kevin Warwich y William Craelius.

Antes de sus respectivas intervenciones, Manuel García y Silvia Llopis explicaron al auditorio sus experiencias empresariales a través del desarrollo de una patente. El director científico del CCMI, Francisco Miguel Sánchez, habló sobre las metodologías de validación en sistemas de entrenamiento quirúrgicos desarrolladas por el centro cacereño y Ana Vega, gerente de Fomento de Emprendedores (Mérida) expuso las ayudas institucionales. Por su parte, Antonio Cárdenas, de la Oficina Española de Patentes y Marcas, explicó cómo proteger las ideas.