Es una afección causada por internet y se la llama cibercondría. Farmacéuticos, médicos de familia y especialistas de hospital observan desde hace tiempo cómo sus pacientes se dirigen a la red para buscar un sentido a sus síntomas o contrastar el diagnóstico recibido. Ocho años después de acuñarse el término, Microsoft publica un estudio, el primero que se realiza sobre la hipocondría cibernética, que llega a la misma conclusión a la que ya habían llegado muchos profesionales: quien se asoma a internet para autodiagnosticarse con frecuencia da por buena la peor hipótesis, la peor enfermedad que podría explicar ese picor, dolor de cabeza o retortijón en las tripas. Así que si alguien se levanta con jaqueca, abre el navegador, consulta un par de páginas y acaba pensando que tiene un tumor cerebral, lo más probable es que esté afectado por la cibercondría.