Pasan los años y cada artista va asumiendo su posición en el hip-hop español. Aún nadie se explica por qué Sólo Los Solo no se ha consagrado entre el público como el mejor grupo del país, pero, mientras, ya nadie va a discutir a El Club de los Poetas Violentos su título de patriarcas del género. Tampoco el de gran dama, propiedad de Mala Rodríguez. Y todavía más indiscutible es, desde hace cinco años, el reinado de Violadores del Verso.

El cuarteto aragonés es el techo del hip-hop español. El listón al que siempre hay que mirar para saber dónde están los límites del género. Hablamos específicamente de proyección comercial y social. Y es que ya cuando editaban sus primeras maquetas a mediados de los 90, los muy ambiciosos Violadores del Verso ponían en duda los supuestos límites de un género que hasta entonces era carne de underground . Al poco, y cuando solo habían editado un minielepé homónimo, se plantaban en Nueva York para mezclar Genios (1999) y grabar con Jeru The Damaja.

Desde entonces, su carrera es una proyección a escala XXL del crecimiento del rap español. Espoleados por el éxito de Vicios y virtudes (2001), llevaron el hip-hop en directo a todos los rincones del país.

De esa época de siembra queda el primer disco en vivo del rap español, Tú eres alguien / Bombo clap (2002). A partir de ahí, los maños han dado el salto al circuito de polideportivos. Y cuando han vuelto a lanzar disco, Vivir para contarlo (2006), lo han colocado en el número uno de ventas del país. Aunque solo fuera una semana, es otro récord que han batido ellos.

Pero, ¿qué han hecho para merecer todo esto? Tanto sus producciones (educadas en el hip-hop americano) como sus versos (que heredan valores del rock urbano) andan a la cabeza del género, pero cabe esperar bastante más de un grupo de tal envergadura.

Sin embargo, no cabe duda de que se han tomado su papel más en serio que nadie. Y por eso su directo es el más imponente. Ahora ya anuncian un montaje a gran escala Citius, altius, fortius.Más alto, más rápido, más fuerte... y más presupuesto. La ambición de R de Rumba, Líriko, Kase-O y Hate no tiene límites.