charcas. Allí se instalaban en los asentamientos temporales al aire libre, como El Millar o el yacimiento Vendimia --sobre el que Dolores Mejías centra su tesis--. En estos lugares también tallaban las herramientas que necesitaban para cazar y descuartizar a los animales. Esa industria lítica es construida, principalmente con cuarzo, según indican los investigadores. Este es el material más abundante en el entorno inmediato al yacimiento y fu utilizado por su gran dureza. El segundo soporte más usado fue la cuarcita. La arenisca está representada en menor proporción en la talla pero su presencia en la zona de humedales es importante ya que no se encuentra en un entorno cercano al yacimiento y su hallazgo en zonas como El Millar indican que hubo desplazamientos a lugares de aprovisionamiento así como que estos grupos tenían capacidad para elegir entre otras posibilidades además de las que les ofrece el entorno inmediato, según Oscar Díaz.

Dolores Mejías, por su parte, indica que el interés de su proyecto es poner "en relación los hallazgos que se han producido hasta el momento con todas las zonas incluidas en el mismo contexto cronológico y geográfico".

Las excavaciones arqueológicas en distintos puntos del término municipal de Cáceres y Malpartida ha aportado datos sobre la cronología de las ocupaciones, el paleoambiente, la tecnología lítica o las materias primas más usadas. Este proyecto global también ha permitido conocer la "intensidad de las ocupaciones", según indica Miriam García.

COMPLEJO CACEREÑO

Así, su análisis recrea la relación que existiría entre dos áreas diferenciadas en lo que se ha llamado el Complejo Cacereño: el ecosistema de humedales --donde se sitúan los yacimientos al aire libre-- y el Calerizo --cuevas--. Los recursos necesarios para la subsistencia, asegura García, no eran los mismos en estas dos áreas, razón por la que tanto los homínidos como las distintas especies faunísticas transitaban de una zona a otra. En definitiva, estos dos "nichos ecológicos" se complementaban, lo que convierte al Complejo Cacereño en un territorio idóneo para estudiar el hábitat.

Además, la movilidad entre las dos áreas se veía favorecida por pasos naturales y porque estas dos áreas estaban separadas a una distancia de sólo unos diez kilómetros, por lo que "el acceso a lugares de aprovisionamiento bien conocidos por los paleopobladores podría ser abordado en una sola jornada", explica Miriam García.

Estas tesis son sólo el comienzo de las diferentes investigaciones que se están gestando. Francisco Javier García Vadillo trabaja en su tesina sobre las ocupaciones humanas en las terrazas pleistocenas del Guadina y sus afluentes entre Mérida y Badajoz . Un estudio que calcula le llevará un año y que será el trampolín de su tesis.

Eva Mancha Flores y Luna Peña García, ambas licenciadas en la Uex, se encuentran haciendo un master en Tarragona. La primera realiza su tesina sobre la geoarqueología de Maltravieso y la segunda sobre los conjuntos pleistocenos de industria lítica de Maltravieso y Santa Ana.

Es muy probable que la falta de especialización en la Uex sobre el Paleolítico Medio lleven a Oscar, Dolores y Miriam a Tarragona a presentar sus respectivas tesis doctorales. Quizás cuando Francisco, Eva y Luna den el paso para convertirse en doctores ya lo puedan hacer en su región.