No tiene el menor empacho en definirse como voyeur y fetichista, y con esa tarjeta de visita, el arquitecto Oscar Tusquets ha dirigido una nueva mirada a la historia del arte tan partidista como lo fueron Todo es comparable y Dios lo ve , sus anteriores reflexiones sobre el asunto. En Contra la desnudez (Anagrama) parte de un panfleto en contra del nudismo, actividad de la que reniega y juzga con la severidad del esteta como "un ataque frontal al erotismo". A partir de ahí Tusquets puede arremeter contra la desnudez, pero es partidario del desnudo, femenino y masculino, como se demuestra en la edición, cuyas estudiadas ilustraciones forman parte inextricable del discurso.