La parte antigua de Cáceres se convirtió a mediados de marzo en el escenario de un gran apareamiento tan intensivo como bello. Sobre torreones y aleros, sobre pináculos y gárgolas, sobre grúas e incluso antenas, las cientos de cigüeñas que pueblan los cielos cacereños se dedican a copular en la libertad de las alturas ofreciendo un espectáculo apasionante, que este año llama especialmente la atención por la coincidencia de tantas parejas a un mismo tiempo.

La sorpresa se la han llevado un grupo de alumnos de la Facultad de Formación del Profesorado cuando en la primera quincena de marzo acudieron al casco histórico cacereño para realizar el censo anual que coordina un profesor de este centro de la universidad extremeña. En solo una hora, los universitarios contaron hasta diez parejas copulando en una zona relativamente reducida de la parte antigua cuando en esa época deberían dedicarse a construir sus nidos.

CAMBIOS DE HABITOS

En el palacio de los Golfines de Abajo, en la grúa del Hotel Don Fernando de la plaza Mayor, en la torre de la Hierba, en el palacio de los Toledo Moctezuma, en la iglesia de Santiago... Las cigüeñas se aparean por doquier y los estudiantes se han quedado realmente impresionados de esta cohabitación masiva, que no han dudado en fotografiar. "Es impresionante, todo un espectáculo de la naturaleza que merece la pena y que puede verse casi sin salir de casa, disfrutando al mismo tiempo del patrimonio cultural y natural", explica José María Corrales, profesor universitario de Didáctica de las Ciencias Experimentales y responsable del grupo de estudio.

Y es que el viejo dicho por San Blas la cigüeña verás comienza a ser tan inexacto como otros refranes relativos a la naturaleza o a la climatología. "Las cigüeñas han cambiado a este santo por otro más internacional, San Silvestre, y se las puede ver en la ciudad desde el mes de diciembre e incluso antes. Hay una población que ni siquiera migra", señala Corrales.

Precisamente para concretar su comportamiento --cuándo realizan la puesta, cuándo nacen los pollos...-- este profesor y sus alumnos universitarios han iniciado la observación de las zancudas. "Hace unos días comenzamos el censo y esperábamos verlas empeñadas en la construcción del nido con ramas, raíces, trapos y toda suerte de elementos, pero al llegar al casco antiguo nos topamos con la sorpresa de que ya estaban ocupándolos, incluso realizando el cortejo y la cópula posterior", relata.

Las cigüeñas realizan además un rito nupcial bastante llamativo: entrecruzan sus cuellos, echan la cabeza hacia atrás hasta tocarse la espalda con la nuca, entrechocan el pico y producen el llamado crotoreo, que los antiguos conocen popularmente como machacar el ajo o hacer el gazpacho .

MANIOBRA COMPLICADA

"Entre las ocho y la nueve de la mañana contamos hasta diez parejas. La hembra, posada generalmente en el centro del nido, permite que el macho se suba a su espalda en una maniobra ciertamente aparatosa por el tamaño de las aves, especialmente de sus patas --explica José María Corrales--. Copulan juntando sus cuerpos mientras el macho picotea amistosamente el cuello de la hembra. Hay veces en las que la naturaleza nos brinda momentos realmente interesantes sin tener que dejar las calles de la ciudad o el pueblo", señala el profesor.

Más de 150 parejas ya habitan los tejados de templos, conventos y palacios centenarios del casco histórico de Cáceres. Sus habitantes tienen la oportunidad de seguir en directo, día tras día, su ciclo vital, un privilegio que ni siquiera pueden ofrecer los mejores documentales del National Geographic .