Cuando salga a la calle, si dispone de tiempo y tiene ganas, párese un minuto y observe qué hacen los peatones. Los hay que caminan absortos escuchando música gracias al MP3. Los hay también que hablan por el móvil o, incluso, escriben mensajes de texto. Los más hábiles llegan a mandar correos con sus agendas electrónicas. Y, en un futuro, habrá peatones que verán la tele a través de sus teléfonos. Hasta aquí, todo perfecto. El peatón tecnológico tiene ahora artilugios que hacen más agradable su paseo urbano. Pero que nadie olvide el lado negativo: estos aparatos se están convirtiendo en una amenaza para la seguridad vial. En grandes ciudades como Londres y Nueva York ya se han disparado las alarmas.