Pese a decir que le gustaría protagonizar una comedia romántica, Keanu Reeves insiste en esos personajes medio irreales, medio humanos, pero siempre oscuros, que luchan en la fina raya que separa el bien del mal. En Constantine se enfrenta a poderes sobrenaturales y sabe cómo acceder al cielo y al infierno. En la realidad, dice, "la fama está más cerca del cielo; no es infernal". En Hollywood ha encontrado "ángeles, demonios, tiburones, tigres y gente con gran talento". Y en su agitada vida personal, pasó "mucho miedo" tras el grave accidente que sufrió pero, asegura, "no vi la línea blanca" que separa el mundo de los vivos del de los muertos.

Reeves aterrizó el pasado 9 de febrero en Madrid para presentar el filme, junto al realizador Francis Lawrence, con fama de antipático y mal encarado. Pero llamó la atención por la escasez verbal de sus respuestas. Durante medio minuto, que pareció eterno, estuvo pensando cómo definir Constantine en tres palabras. "Una gran película", dice, por fin.

EQUILIBRIO

Vestido con traje y camisa marrones, a Reeves, de natural, le cuesta sonreír, pero no hace ascos a cumplir el rito de firmar autógrafos. En la realidad, apenas gesticula, y cuando ya logra sacar las manos de los bolsillos del pantalón, su boca esboza una mueca a modo de sonrisa para explicar que no tiene tentaciones de ser director ni productor.

En Constantine , Reeves repite el esquema de Neo, el personaje de la trilogía Matrix que le ha llevado al estrellato. Es humano pero tiene unos poderes especiales, que no desea, para reconocer a los ángeles y a los demonios que pasean por el mundo terrenal bajo apariencia normal. Su misión es restablecer el equilibrio entre las fuerzas del bien y del mal, y recibe como premio la redención.

El actor, de 40 años, se confiesa ajeno a los elementos religiosos que abundan en la película. "No son ofensivos", aclara, pero sí estuvo en tratos con un exorcista para dar a su personaje tintes de credibilidad. Keanu Reeves trasciende la teología y prefiere ver la historia como una muestra "de soledad" en la que se encuentra un hombre que ha conocido el infierno. "Me encantó su sentido del humor, su lado cínico y su furia", asegura en alusión a su personaje. Interpretar siempre papeles oscuros y raros es "mucho más interesante".