El campo de El Cuartillo fue una nueva fiesta de rugby el pasado 17 de enero. A diferencia de un sábado cualquiera , en esta ocasión el que estaba delante era el otro equipo extremeño, el Universitario de Badajoz. El oval fue testigo de un espectáculo muy entretenido y que se resolvió a favor de los intereses locales. Primero se disputó un enfrentamiento entre los jóvenes valores de ambas canteras, que acabó con triunfo local, después el encuentro valedero para la Primera División Nacional, cuyo triunfo también se quedó en tierras cacereñas, y finalmente las dos plantillas no tuvieron suficiente que acabaron protagonizando un último amistoso.

Tras una maratoniana tarde de placajes, ensayos y mamporros los integrantes de las dos plantillas finalizaron confraternizando en el tradicional tercer tiempo . Unas cervezas y una comida en el Instituto El Brocense fundieron a los fornidos jugadores en una cita obligada en este deporte e impensable en otras modalidades. Y es que lo cierto es que a pesar de la evidente dureza del rugby, la nobleza también brilla como una de las características del espíritu de este deporte.

FIEL AFICION

La tarde comenzó con un frío que heló a los espectadores que se dieron cita en las gradas de El Cuartillo. El público que arrasta el CAR Cáceres no destaca por ser tan numeroso como el del fútbol o el baloncesto, pero es indudable que los adictos al oval son fieles y conforman una familia muy unida. No falla, haga frío o calor, sea el Portuense o el Liceo Francés el que esté en frente... aunque eso sí, la cita con el Universitario de Badajoz viene señalada en rojo en el calendario temporada tras temporada.