La vida de Juan Carlos Delgado, El Pera tiene todos los elementos para ser llevada al cine. Niño delincuente, era el as del volante en el mundo del hampa juvenil de las ciudades dormitorio del sur de Madrid a finales de los años 70. Después se enderezó y hoy es amigo del ministro del Interior. El realizador Miguel Albaladejo (El cielo abierto, Cachorro, Manolito Gafotas , entre otras) ha contado esta existencia de película en Volando voy , su séptimo filme, que se estrena mañana en las salas comerciales.

Hollywood batiría palmas con esta historia de niños malos que se reeducan, aunque tendría que edulcorar algunas escenas porque nada hay inventado en el filme. Situado en plena transición a la democracia, los policías corruptos, represores al tiempo que cómplices de los delincuentes, compartían con los padres de éstos la facilidad para la bofetada.

Hoy, plenamente adaptado a la vida convencional, Delgado mantiene el apodo, que lleva tatuado en el brazo, y sigue con el "veneno de la velocidad" en sus venas. Tras haber publicado hace apenas tres años un libro sobre su vida, verla ahora en pantalla es "emocionante". Junto a cuatro compañeros, dice Delgado, "robábamos por capricho". Después sus amigos robaban por dinero para la droga. Ya no queda ninguno vivo.

Albaladejo se entrevistó con Delgado y fue "el interrogatorio más duro y largo de mi vida", confiesa El Pera , que a los 11 años ya había sido detenido en 150 ocasiones. Ambos firman el guión, pero el que pone la cara se llama Borja Navas.

UNO ENTRE SEIS MIL

Sin ninguna experiencia artística este chaval fue seleccionado entre 6.000 niños de las barriadas del este y sur madrileños. Ahora quiere aprovechar la "experiencia" y pensar en el "futuro", dice con un desparpajo que gustó al realizador. "Necesitaba a un chaval que no tuviera miedo a los adultos, inteligente, que fuera un paso por delante para desafiar a la policía y a las mujeres", afirma Albaladejo.

En la vida de El Pera fueron determinantes sus padres, el policía llamado el señorito y el tío Alberto, fundador de la Ciudad de los Muchachos en Leganés (Madrid), una institución elogiada por la ayuda prestada a niños que son carne de reformatorio. Para Delgado, el tío Alberto es dios. Fue el que le dio cariño y le prestó atención, determinante para su reeducación. Para dar vida a los primeros, Albaladejo eligió Fernando Tejero y Mariola Fuentes; José Luis García-Pérez es el comisario y Alex Casanovas, el benefactor.

Tejero estrena su primer papel dramático para el que ha conversado con el padre de Delgado. El popular protagonista de Aquí no hay quien viva reconoce que sufrió un ataque de llanto e impotencia cuando terminó de rodar la escena en que, como padre de El Pera , confiesa a la policía que no le importaría que mataran a su hijo.