La razón vuelve a estar de parte de los que recuerdan, cada vez que pueden, que el deporte de élite debe ser un espejo en el que mirarse la base. Aquí en Extremadura hay quien sigue sin enterarse. El último ejemplo lo hemos tenido en el partido de balonmano que, con motivo del centenario de Caja Rural de Extremadura, enfrentó el viernes en Badajoz a España y Francia, un éxito en todos los sentidos. Cuando se apuesta por los grandes espectáculos los resultados son igualmente espectaculares. No hace falta que recuerde los tiempos futbolísticos de Primera y los de baloncesto ACB que disfrutamos y que, al paso que vamos, tardaremos mucho en volver a saborear. El caldo de cultivo de la élite siempre arrastra a la base. Las estadísticas son irrefrutables. Pero en esta región seguimos empeñándonos en que lo mejor --y casi lo único-- es la competición escolar para gloria de políticos sacapecho . ¿O es que Ciudad Real, con un equipo de balonmano campeón europeo, es más que nosotros?