En su intervención, Saramago defendió la eutanasia y el suicidio: "Son un derecho de quien es dueño de su propio cuerpo". Además, demostró una actitud muy crítica cuando recordó que la vida es estupenda menos para los millones de africanos que se la juegan para subsistir y acercarse al paraíso europeo. En todo caso, dijo, "detrás de nosotros vendrán cantidad de personas".