La llegada de la era digital ha influido decisivamente en la industria cinematográfica, afectando tanto a la producción y postproducción como a la difusión y exhibición de los filmes. Lo último es el llamado e-cinema, su despegue vendrá tras vencer una serie de barreras económicas y sociales.

La creación cinematográfica es el sustrato tecnológico, es decir, el entramado químico, electrónico y mecánico que permite recoger imágenes y sonidos, posteriormente tratarlos y finalmente exhibirlos.

Pero cada vez es más común en todo este mundo de estrellas encontrarnos con imágenes generadas por ordenador, lo cuál nos permite crear todo tipo de seres y objetos tridimensionales sólo imitados por la imaginación. Gracias al uso de los efectos digitales empleados en prácticamente todas las películas ha sido posible revivir dinosaurios, entes fluidos e incluso recrear el Titanic.

Cada nuevo efecto que vemos en una película suele condicionar la creación de un nuevo software en busca de mejorar el anterior. Una de las aplicaciones más conocidas en este ámbito es 3ds max, la solución del modelado y animación en 3D. En cuanto a los equipos sobre los cuales deben funcionar muchas de las aplicaciones de diseño gráfico y modelado son las estaciones de trabajo las más extendidas, que por su parte tienen que tener una serie de requisitos muy específicos y astronómicos, impensables para nosotros en los que ya nos puede parecer exagerado el almacenamiento de 200Gb que es la mayor capacidad que se comercializa.