Este trabajo diseña un catálogo de las especies de árboles más amenazadas de la región, que por grado de riesgo son el tejo, el abedul, el carballo, el mostajo y el loro. Asimismo, en este estudio se establecen las claves para la elaboración de planes de conservación de estas mismas especies.

Además, Navarro anunció en la presentación que durante este año y el próximo se plantarán en Extremadura 4 millones de encinas, alcornoques y robles, que se sumarán a los 5 millones plantados desde el 2002. La inversión total asciende a 130 millones de euros.

Según el estudio de la Uex, la especie más amenazada es el tejo, catalogado como en peligro de extinción, con una población de 240 ejemplares en seis poblaciones (grupos de árboles formados por más de 10 individuos) localizados en el norte de Cáceres. Le sigue el abedul, con unos 470 ejemplares distribuidos en 17 poblaciones. En cuanto al carballo, cuenta con una población de 1.013 ejemplares, en un total de 12 poblaciones. Pulido destacó que la presencia en Extremadura de este árbol, que es de origen centroeuropeo, es "muy interesante" porque en esta comunidad se ubica el límite sur de toda su área de distribución, y cuyos ejemplares albergan variante genéticas que en su opinión deberían ser objeto de estudio.

El siguiente árbol según el riesgo de supervivencia es el mostajo, que cuenta con una población de unos 500 ejemplares confinados al macizo de las Villuercas e Ibores, según los datos que aparecen en la investigación. En esta misma zona se encuentra el loro, que es la más abundante en el contexto extremeño, dado que hay unos 5.600 ejemplares distribuidos en 27 poblaciones. Sin embargo, esta es la especie para la que Extremadura supone un porcentaje más importante de su población europea, cifrada en unos 30.000 ejemplares, de forma que la región tiene una gran responsabilidad en la conservación de este árbol.