Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio forman una pareja perfecta a la hora de promocionar El aviador , el retrato del apogeo y caída del magnate Howard Hughes. Se ve que la sintonía entre ambos va más allá de cada fotograma. Realizador y actor subrayan la ausencia de efectos especiales, la posibilidad que han tenido de reflexionar sobre la caída de un mito y el impulso que un hipotético --y deseado, pese al disimulo-- Oscar daría a otros cineastas para contar sus historias con un gran presupuesto.

Reacio en los últimos años a los grandes fastos del mundo del cine, Scorsese se ha embarcado en una gira promocional que la pasada semana tuvo su punto final en Madrid, tras visitar París, Roma y Berlín.

El pasado viernes llegaron a las salas españolas 400 copias de El aviador , un filme que más allá de DiCaprio cuenta con un plantel de actores como Cate Blanchett --que da vida a uno de los grandes amores de Hughes, la actriz Katharine Hepburn--, John Reilly, Alec Baldwin, Kate Beckinsale y Alan Alda.

Las palabras Hollywood y Oscar hacen saltar las antenas del director de Toro salvaje . Tras ser candidato en cuatro ocasiones, Scorsese acepta las alabanzas por El aviador pero advierte que cuanto más se apunte por el camino de la codiciada estatuilla, peor. A los académicos norteamericanos, "no les gusta que les digan lo que tienen que hacer". "He hecho casi todas las películas que he querido sin ganar un Oscar", sentencia.

El esplendor de Hollywood que muestra El aviador ya es algo que ha pasado. Scorsese destaca que la globalización "ha achicado el mundo".

ANIMAR A LOS PRODUCTORES

En todo caso, sostiene, recibir el máximo galardón de la industria del cine "sería una gran ayuda para que realizadores jóvenes hagan películas de gran formato y presupuesto, pero con su sello particular". Y DiCaprio abunda en la teoría. "El aviador debería animar a los productores a financiar este tipo de cine", dice el protagonista de Titanic .

El actor, candidato a los Globos de Oro, antesala de los Oscar, se estrena como productor en este segundo filme que rueda a las órdenes de Scorsese, tras Gangs of New York . El actor presentó al director de Taxi Driver un guión bastante redondo escrito por John Logan, que Scorsese desarrolla durante casi tres horas.

Ante el espectador aparece el Hollywood clásico en el que reinó el magnate desde finales de los años 20, cuando volcó su pasión por la aviación en Angeles del infierno , hasta su decadencia a finales de la década de los 40. El desprecio con que le trataron los poderosos de la meca del cine, su relación con actrices famosas --Jean Harlow, Ava Gardner, la citada Hepburn--, la agudización de la neurosis obsesiva que padecía, su intento de compra de la PanAm y los vetos y amenazas de las autoridades norteamericanas son los hitos de la vida de un personaje apasionante para Scorsese y DiCaprio, pero con el que, aseguran, no les une nada.