El cine italiano, por fin, despierta de una agónica década de letargo. Resulta definitivo el empujón que la noche del 6 de diciembre le dio la Academia del Cine Europeo (EFA) cara a los Oscar de Hollywood, donde opta a ser finalista. Este palmarés lanza, de nuevo, a la filmografía de la fructífera tierra de Fellini a la órbita internacional, al conceder a Gomorra los cinco premios a los que optaba, entre ellos el de mejor película, director y guión.

La valiente adaptación de Matteo Garrone del ensayo literario en el que Roberto Saviano se atreve a sumergirse en la ciénaga de la mafia napolitana se pasó toda la gala encaramada al podio. Il Divo , de Paolo Sorrentino, tampoco se fue de vacío al compartir con Gomorra el reconocimiento a Toni Servillo como mejor actor en ambos filmes.

En la lujosa fiesta celebrada en Copenhague, Gomorra acaparó cinco estatuillas, entre ellas la de mejor película, algo que Italia no conseguía desde que en 1998 los llamados popularmente Oscar europeos consagraron a La vida es bella , de Roberto Benigni. Solo tres cineastas italianos han sido encumbrados en la gran cita del cine europeo. Gianni Amelio lo ha logrado en tres ocasiones. La primera, hace 18 años, con Puertas abiertas , película que al igual que Gomorra está inspirada en un comprometido relato literario del escritor siciliano Leonardo Sciascia basado en hechos reales. Amelio consiguió de nuevo el galardón a la mejor película en 1992 por Niños robados , y dos años después repitió la hazaña con L´America .

METEDURA DE PATA

El primer premio ya fue coreado por el público antes de que fuera abierto el sobre. Estaba cantado: mejor guión para Gomorra , que ha sido versionado por el propio Saviano. Al estar amenazado de muerte, no viajó a Dinamarca por razones de seguridad. Solo lamentar que nadie del filme, ni el director, ni el actor, se acordaron sobre el escenario de citar su nombre.

El segundo provocó todo tipo de reacciones menos aplausos. Los presentadores daneses todavía están con palpitaciones tras su metedura de pata. Al anunciar el nombre del mejor director de fotografía gritaron: "El premio es para Oscar Faura por El orfanato ." La euforia de Juan Antonio Bayona apenas duró cinco segundos, el tiempo justo para que Faura se levantara mientras desde el escenario lamentaban que se trataba de un error, que la estatuilla era para Marco Onorato por Gomorra . El orfanato , como bien intuía Bayona, se fue de vacío, aunque el joven cineasta llenó la maleta con el DVD de la versión danesa de su película. La más taquillera de todas.

Anamaria Marinca, protagonista de Cuatro meses, dos semanas, tres días , película ganadora de la pasada edición, entregó el premio al mejor director. Con la estatuilla en la mano y los ojos vidriosos, Garone, advirtió de que Gomorra es una película peligrosa. "Habla de personas que viven en la jungla de la guerra y que tienen que sobrevivir".

En el apartado actoral, la decisión de los académicos europeos no coincidió con la de los grandes festivales. Ni Toni Servillo ganó en Cannes, donde partía como favorito por sus camaleónicos papeles en Il divo y en Gomorra , ni Kristin Scott Thomas se llevó el Oso de Plata en Berlín por su deslumbrante interpretación en Hace mucho que te quiero . Se hizo justicia.

En Copenhague ganaron, aunque solo Servillo subió al escenario. Dedicó el galardón a sus adorados Garrone y Sorrentino. "Con ellos he vivido gratificantes experiencias artísticas y humanas", declaró el intérprete, que se encuentra en plena gira teatral con Trilogia della villeggiatura , de Carlo Goldoni, obra que en otoño estrenará en Madrid.

Y mientras Harry Potter y la Orden del Fénix , de David Yates, logró el premio a la mejor película por votación de público, Judi Dench fue homenajeada con el galardón por su trayectoria. La británica se emocionó con 1.400 invitados en pie .