Decir que la noche del 14 de febrero en la Berlinale se hizo justicia puede parecer un alarde de patrioterismo, pero es que es verdad. Concediendo el Oso de Oro a la producción hispano-peruana La teta asustada , dirigida por Claudia Llosa, el jurado de la 59 edición del certamen premió la mejor de las obras presentadas. De paso, la actriz Tilda Swinton y el resto de jueces --entre ellos la directora española Isabel Coixet-- le hicieron al festival un gran favor. La Berlinale 2009 será recordada por su irreprochable palmarés, y es un recuerdo bonito. Nadie se acordará del hatajo de malas películas a las que las premiadas se enfrentaron.

La teta asustada (coproducida Wanda Films, Oberon y la propia directora) fue calificada por la directora como "un maravilloso mestizaje con España": la propia Llosa dedicó el premio al cine peruano y a "España y Barcelona", que la "adoptaron" hace ocho años.

PROS Y CONTRAS

Desde que fue presentada a competición, la película se posicionó como favorita. Reconocer que en un concurso de más nivel habría tenido serias dificultades no cuestiona las virtudes de este tributo a las mujeres que sufrieron la violencia y el terrorismo que tintan la historia reciente de Perú. Pese a no ser perfecta --por momentos, parece tratar la cultura indígena andina como un suvenir para el espectador--, el filme deja clara toda la pericia de Llosa para orquestar un relato lleno de símbolos y metáforas y, por tanto, de narración compleja; para colocar y mover la cámara y calcular cuánto debe durar cada plano; y para extraer todas las posibilidades estéticas y dramáticas de la imagen.

También el resto de estatuillas fueron a parar a quien debían. El premio especial, segundo galardón en importancia, lo compartieron la película alemana Alle Anderen y la uruguaya Gigante . El reparto tiene sentido, porque ambas son historias de amor y ambas abrazan la radicalidad de una narrativa desnuda. El iraní Asghar Farhadi fue considerado mejor director por su sofisticada puesta en escena en About Elly . No hay peros que valgan contra su premio, ni contra los otorgados a la actriz Birgit Minichmayr, por Alle Anderen , y al actor maliense Sotigui Kouyaté, protagonista del drama London River .

UN MODELO CUESTIONADO

Este reparto de premios supone una penalización a los programadores del certamen, en tanto que privilegia películas que, a priori, ocupaban la periferia de la selección o, mejor dicho, eran ajenas a los dos principales criterios seguidos por el festival para elaborarla. Por un lado, con el fin de obtener glamur en la alfombra roja y gran cobertura mediática, se ha apostado por películas protagonizadas por estrellas de Hollywood pero mediocres; por otro, para aparentar integridad cinéfila han recurrido a un puñado de directores de próstata delicada y visión del cine apolillada. Tampoco han cumplido.

El director del festival berlinés, Dieter Kosslick, salió al paso hace unos días de las feroces críticas asegurando que le importa más complacer al público de a pie que a la prensa. En ese sentido, puede estar contento: este año, la Berlinale ha batido todos sus récords de taquilla, en parte gracias a la proyección de películas como La pantera rosa 2 . Ya puestos, tal vez el año que viene el festival debería programar una retrospectiva de Will Smith. O tal vez debería tomarse un poco en serio las críticas, preguntarse por qué casi todos los cineastas que nos importan prefieren presentar sus películas en Cannes --Tarantino, Haneke, Almodóvar, Scorsese estarán allí este año--, y tomar nota.