Un giro sorprendente en la carrera literaria de Francisco Casavella, que tras callejear por Barcelona en sus anteriores novelas ha decidido escalar a los palacios de las cortes europeas del siglo XVIII en su novela Lo que sé de los vampiros , fue premiado el Día de Reyes con el premio Nadal, concedido por la editorial Destino en la gala literaria que abre el 2008. A sus 44 años, Casavella fue el decano de los premiados: la finalista del Nadal fue la periodista Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971) y el ganador del premio Josep Pla de prosa en catalán, el joven escritor Melcior Comes (Sa Pobla, 1980). Comes ha dado un salto no menos notable, desde su Mallorca natal a los campos de concentración nazis y el sitio de Stalingrado, donde se desarrolla La batalla de Walter Stamm .

Casavella (Barcelona, 1963) se dio a conocer ruidosamente en 1990 con El Triunfo , una historia de rumberos gitanos, prosiguió con otros títulos ambientados en los bajos fondos de Barcelona como Quédate y Un enano español se suicida en Las Vegas y dedicó años a su trilogía El día del Watusi , finalizada en el 2003 y en la que tampoco salió de su ciudad.

Pero el jurado del Nadal --formado por Felipe Benítez Reyes, ganador en el 2006, Germán Gullón, Lorenzo Silva, Antonio Soler, Andrés Trapiello, Antonio Vilanova y Emili Rosales-- ha premiado una obra situada en el paso de los siglos XVIII a XIX que, aseguran, no es ni una novela histórica ni de vampiros, aunque parezca lo contrario. Francisco Casavella prefirió calificarla de "tragicomedia", situada en una época con unos elementos despóticos que están en la raíz de los grandes males del siglo XX. El protagonista del libro es un gallego, Martín de Viloalla, que acompaña a los jesuitas tras su expulsión de España en 1767, pasa por Roma, Alemania, Dinamarca y el París de la revolución.