Ya se pueden degustar los caramelos de gintónic. No ha sido fácil y se han necesitado varios litros de ginebra para obtener el dulce del combinado, pero un hostelero donostiarra ha logrado lo que parecía imposible.

Paul Bordonaba, quien regenta el afamado local donostiarra el Mesón del Whisky, tuvo la idea tras ver a uno de sus clientes mojar un caramelo en la bebida. Desde ese momento comenzó a dar pasos, algunos muy rudimentarios, hasta llegar al caramelo final, que ya ha dado la vuelta al mundo.

En su aventura ha estado acompañado por su hermana Betty, con quien busca ahora la receta para lanzar al mercado un nuevo caramelo, pero con sabor a whisky.