Si una cosa demostraron Fito (Adolfo) Cabrales y su banda Los Fitipaldis el pasado 12 de octubre en el hípico de Cáceres es que tienen cuerda para rato. Después de 90 conciertos de su maratoniana gira Por la boca vive el pez --que también hizo escala en Badajoz--, sobre el escenario parecía el primero. Y así, frescos, incombustibles e incansables se exhibieron ante los más de 7.000 espectadores que acudieron a la gran cita musical.

Las entradas a 20 euros se habían agotado en venta anticipada hacía al menos un par de días en Cáceres, aunque en taquilla sobraron. La organización contabilizó entre 7.000 y 7.500 localidades vendidas.

El recinto hípico empezó a recibir los primeros espectadores antes incluso de que se abrieran las puertas a las ocho de la tarde. Los más fitipaldianos adelantaron su entrada para ocupar los primeros puestos. A las seis de la tarde tomó posiciones un grupo de veinteañeras de Malpartida de Plasencia que consiguió la primera fila.

Las actuaciones de los teloneros vizcaínos Hash y Zodiacs tomaron primero el escenario hasta las 22.40. Hubo que esperar hasta pasadas las once para que Fito y los suyos tomaran por fin el relevo tras una original presentación de quienes hacen posible la gira en formato de créditos de una película de cómic.

COROS DE PRINCIPIO A FIN

Enseguida comenzaron a sonar los primeros acordes de Un buen castigo , de su disco anterior Lo más lejos, a tu lado . Lo he intentado muchas veces, pero nunca me ha salido...El mejor de los pecados...el haberte conocido... . No es raro que varios de los trabajos discográficos de la banda sean superventas. Solo hay que asistir a una de sus actuaciones y se comprueba por qué. El público corea todos los temas, al menos el estribillo, desde el primero al último.

Por encima de la sencilla puesta en escena con dos pantallas gigantes que reverberaban la imagen, sobresalía el sonido. El de la guitarra de Carlos Raya, el saxo de Javier Alzota, el bajo de Cándido Carmelo, los teclados de Joserra Semperana o la batería de José El Niño Bruno, pero sobre todo la voz de Fito.

Esta entonó pronto los temas de su último disco que da nombre a la gira, Viene y va o la esperada Por la boca vive el pez . Antes de él, vino el saludo a Cáceres y el deseo de Fito de que "pasemos una bonita noche de rock, a ver si cantamos, bailamos y lo que haga falta". Y la gente bailó y cantó a lo largo de las dos horas y cuarto que duró el directo. Un concierto en el que tanto desde el escenario, con una versión de Deltoya , como desde la arena se recordó a Robe, de Extremoduro. No en vano, su amigo Fito venía a su casa.

Los 7.000 espectadores de Cáceres forman parte de los 700.000 seguidores que se calcula que han visto su directo. Una gira que tras pasar por Barcelona el 16 de noviembre, seguirá por Gran Canaria (22 de noviembre), Santa Cruz de Tenerife (24), Málaga (20 de diciembre), Murcia (21), Valencia (23), Logroño (27) y terminará en Madrid el 30. El fin de un buen año, el de Fito.