Las películas de artes marciales le han abierto a Zhang Yimou las puertas del mercado estadounidense. De un modo u otro, el director de Sorgo rojo y La linterna roja , que le encumbraron como estandarte del cine chino de autor de los 80 y 90, ha reorientado con éxito su carrera en el cine de duelos ingrávidos, coreografías de acción y estallidos de lírica épica. Además, sus filmes de artes marciales, junto al oscarizado Tigre y dragón de Ang Lee, le han otorgado a este popular género una especie de respetabilidad artística que ha concitado el interés de espectadores hasta hace poco escasamente familiarizados con el mismo.

La maldición de la flor dorada cierra la hipotética trilogía iniciada con Hero (2002) y La casa de las dagas voladoras (2004). También aquí se impone la recreación plástica de un universo perfectamente delimitado donde conviven la tragedia, el sentimiento amoroso, el aprendizaje, las peleas estilizadas, la épica, las secuencias de masas y un barroquismo visual que nada tiene que ver con el delicado empleo del color que empleó Yimou en sus inicios.

Si en Hero contó con pesos pesados del cine de acción asiático, como Jet Li, Tony Leung ChiuWai y Maggie Cheung --además de su segunda musa, Zhang Ziyi, también presente en Tigre y dragón --, y en La casa de las dagas voladoras repitió Ziyi junto al popular Andy Lau, en La maldición de la flor dorada ha contado con la pareja china más estelar de estos momentos, la formada por Chow Yun-fat y Gong Li. Yimou descubrió a Gong Li y esta compuso para su director y pareja algunos de los personajes femeninos más intensos del cine chino contemporáneo. Se separaron en 1995. El cambio de estilo. Ella probó fortuna en inglés: Corrupción en Miami, Hannibal, el origen del mal. Ahora se han reencontrado en esta película.

El director derrocha medios y talento visual para contar una especie de drama shakesperiano. El emperador (Yun-fat) regresa a palacio con su hijo tras guerrerar tres años.

Allí les espera la emperatriz (Li),que durante este tiempo ha mantenido relaciones con el hijo que tuvo su marido en un anterior matrimonio.

La tragedia avanza con intentos de envenenamiento, infidelidades, apariciones de extraños personajes que parecen saberlo todo y batallas de un rojo intenso, todo filmado con un estilo muy pictórico, deslizante, en el que el efecto especial y la carne hueso del actor tienen exactamente la misma importancia.