De la pluma de Ira Levin habían salido embarazos diabólicos, clones, aterradores personajes y brutales asesinatos. Para él, en cambio, la muerte reservó una visita ordinaria. Un infarto acabó el pasado 12 de noviembre en su casa de Nueva York con el autor de, entre otras, La semilla del diablo y Los niños de Brasil . Levin, coronado en el 2003 Gran Maestro por los Escritores de Misterio de América y uno de los autores de horror de los que Hollywood se nutrió repetidamente, tenía 78 años. Sus obras suplían posibles carencias estilísticas con un magistral sentido del ritmo y el suspense y quizá por ello el trabajo de Levin fue una fuente de la que Hollywood bebió.