Puede verse Las chicas del calendario como una derivación femenina del éxito de The full monty . La mezcla es similar --comedia y drama con toques sentimentales--, aunque no así los problemas contemplados. Si en la película dirigida por Peter Cattaneo se hablaba del paro entre la población británica masculina, en el filme realizado por Nigel Cole se trata de los avatares cotidianos de un pequeño grupo de mujeres de mediana edad de una pequeña localidad al norte de Inglaterra.

Pero lo que las emparenta verdaderamente es la desnudez como acto reivindicativo. Si los protagonista de The full monty se veían abocados al striptease para lograr trabajo, las mujeres de Las chicas del calendario posan desnudas para un calendario. Su meta es recaudar dinero para mejorar las condiciones del hospital donde el marido de una de ellas ha fallecido de leucemia. La película tiene dos bazas. Una es la interpretación de Helen Mirren. Le ha tocado en suerte el personaje más complejo, cierto, el único que comporta una cierta reflexión sobre cómo la idea original de las chicas del calendario puede convertirse en un mal asumido fenómeno social. Pero además, la excelente actriz le otorga en todo momento la dimensión humana que en el resto de personajes aparece de manera más tópica. La otra baza reside en la pulsión verdaderamente dramática del primer bloque del filme, que muestra en breves pero intensos retazos el proceso de degeneración física del marido enfermo. A partir de este momento, y materializada no sin problemas éticos y sociales la confección del calendario, la película entra en una fase algo atropellada de conflictos y resoluciones hasta buscar la complicidad fácil, tanto en la sonrisa como en el llanto.

Es una tragicomedia muy británica sobre reivindicaciones y superaciones personales. El tono almibarado característico de cierta comedia británica se impone sin que nadie ofrezca resistencia.