Henning Mankell recogió la pasada semana en Barcelona el premio Pepe Carvalho y ofreció a cambio varias novedades a sus seguidores. Habrá un par más de novelas protagonizadas por Linda, la hija del inspector Wallander, en las que este aparecerá, pero no llegará a abrir una nueva serie propia y empezará a escribir su nuevo libro, un thriller protagonizado por una jueza.

Además de estas últimas noticias, también explicó que intenta llevar a sus lectores a sentir "rabia", "vergüenza" y una "indignación profunda" por la situación de Africa y la responsabilidad de Occidente.

Mankell, que dirige el Teatro Nacional Avenida de Maputo (Mozambique), ha volcado en su última novela publicada en España, El cerebro de Kennedy , su ira por la "catástrofe" del continente y "el uso de personas como conejillos de indias". Aunque también quiso recordar que Africa "no solo muere, sino que también vive" y tiene un brillante futuro, no ahorró ejemplos de cuál es el trágico presente.

TESTIMONIO

"Swazilandia tiene una autopista: los domingos solo se puede circular por un carril, el otro está ocupado por la gente que va a funerales de personas muertas por el sida"; "en Mozambique se infectan cada día por el VIH 700 personas, un cuarto de millón en un año, en un país de 17 millones de habitantes"; "hay más médicos de Malawi trabajando en la ciudad de Manchester que en todo Malawi, la fuga de cerebros es enorme"; "es más barato comprar un esclavo negro hoy que en 1820..." "Es responsabilidad de la humanidad" y de Europa, que "debería tener como capital simbólica no Bruselas, sino las Canarias o Lampedusa", concluyó este autor que participó en la semana dedicada al género negro, Bcnegra.