Hace ya años que el escritor Marcelo Birmajer (Buenos Aires, 1966) mantiene una historia de amor con los lectores argentinos. "Creo que se nota que me gusta vivir en Argentina y eso anima a aquellos que no tienen más remedio que quedarse", filosofa con resignación en la presentación de Historia de una mujer (Seix Barral), su última novela y primera incursión en la literatura de largo aliento en mucho tiempo, tras sus colecciones de relatos Historias de hombres casados .

De origen rumano y lituano --lenguas a las que va a ser traducido en breve--, el autor comparte con Woody Allen --con el que suele comparársele-- la misma acidez y el humor judío, o lo que es lo mismo "tomarse el pelo como una forma de contemplar el mundo". "Creo que el absurdo nace de una desconfianza frente a la realidad", añade.

Historia de una mujer es una vuelta más en la obsesión que anima casi toda la literatura del autor: el, supuesto, abismo que separa a hombres y a mujeres. Pero también se trata de una reescritura del mito de Helena de Troya, una mujer extremadamente hermosa por la que los hombres pierden la razón. "El diálogo no sirve en las relaciones amorosas. El amor dejaría de tener sentido si las personas se entendieran", sentencia Birmajer que ha sido guionista de la película El abrazo partido , con la que ganó el Oso de Plata en Berlín.

Con los rasgos de una Monica Belluci o una Ava Gardner, "sin contar muchos rostros anónimos", Isabel Masalvi, la mujer del título, está a punto de cumplir 40 años en la cúspide de su belleza física. "Los hombres la tratan tan mal que me sentí muy noble por el hecho de haberla creado", dice incómodo frente al tema de la violencia de género, al tiempo que asegura desconocer qué impulso lleva a destruir la belleza.