Lo ocurrido el día 11 en Madrid se escapa a la capacidad de comprensión humana; un acto vil perpetrado por mentes enfermas, sin un resquicio de humanidad. Una gente que dice luchar por unos ideales, por inconformidad con un sistema, con una política, con una religión... Una gente cegada, obsesionada, extremista, incapaz de mirar alrededor y escuchar y respetar cualquier idea distinta a la suya. ¿Qué les hace creerse portadores de la verdad absoluta? ¿Por qué y hasta cuándo esta cruzada suya?

Si uno ni siquiera es dueño de su propia vida, ¿por qué estos asesinos se creen dueños de la vida ajena? ¿qué les da esa licencia para matar ? ¿acaso sus creencias, su religión, su bandera?

No puede haber justificación, ni finalidad ni ideología alguna tras un acto terrorista, sea cual sea y sean quienes sean sus autores. A lo largo de la historia de la humanidad han sido muchos los que murieron por defender sus ideales; ya es hora de cambiar de mentalidad; ya es hora de que los absolutismos y extremismos queden a un lado, no hay una verdad absoluta, ni una religión única, ni un régimen político ideal; hay un pluralismo, una diversidad en la que se basa este planeta. ¿Por qué no puede haber un entendimiento y una convivencia? Todo ideal, ya sea político, religioso, cultural, es igualmente respetable y es digno y justo creer en ellos y defenderlos, pero nunca tratar de imponerlos a terceros, y aún menos haciendo uso de la violencia y la fuerza.

No se debe olvidar nunca lo más esencial, el respeto a la integridad humana; no puede haber ideología alguna que se anteponga a la vida. Está claro que la respuesta ante esta última barbarie ha sido unánime y solidaria en todo el planeta; el mundo entero grita ¡¡basta ya!! ; esperemos que ese grito sea escuchado por aquellos que siembran tanto dolor.