Los monitores se han convertido en un elemento clave a la hora de comprar un ordenador. La tendencia hacia la reducción de tamaños, el ahorro de energía y la búsqueda de un mayor espacio han cambiado las necesidades de los usuarios. Los usuarios tienden a asociar los términos que determinan la calidad de los monitores CRT con los propios de los modelos TFT. Pero existen diferencias muy importantes entre ambos tipos. Entre los problemas que se encontraban en los primeros modelos LCD era su escaso ángulo de visión. En los modelos CRT los fabricantes han empleado técnicas en la que ya no es difícil encontrarnos un ángulo de visión de 170 grados tanto en horizontal como en vertical.

La resolución en los monitores TFT suele llevar a equívocos, no tiene nada que ver con la expresada en CRT. En las pantallas TFT se emplean puntos de imagen fijos y cada panel esta dotado con un número establecido así TFT 15"- 1024x768 TFT 17" -1280x1024, no hay inconveniente en reducirla pero si se produce una merma muy importante la calidad de la imagen aparecerá distorsionada y pixelizada.

El tiempo de respuesta es un factor determinante. Cualquier tiempo superior a los 25 milisegundos no es recomendable. Respecto al tamaño, el área de visualizaciones es otro factor que los diferencia. En un tubo CRT se pierde imagen a veces por la propia carcasa por lo que su área total de visualización es algo inferior a las 16 pulgadas, mientas que el monitor TFT tiene un área de visualización aproximada a la de un CRT 17".