Es la tercera novela de Monika Zgustova (Praga, 1957), su mejor obra de creación y una de las más destacadas del año clausurado. Podemos, eso sí, discutirle si se trata de una novela checa o de una catalana. Por los temas y la delicadeza de las imágenes, muy checa. Pero se trata de una autora arraigada en el mundo de las letras catalanas y su obra se puede enmarcar en la literatura de recuperación de la memoria democrática, tan en boga últimamente. El libro es también la descripción del hundimiento del mundo de sus protagonistas, tópico de la novela de siempre y tema muy europeo. Inevitable, la nostalgia, pero tamizada por la crueldad de los hechos.