El tuning se ha convertido en una cultura, una forma de vida que Electronic Arts ha homenajeado aprovechando el motor gráfico de una vieja serie suya: Need for speed . Con la denominación añadida underground , ya va por su segunda parte, la más redonda y con mejoras muy importantes, que le convierten en el juego más completo de los dedicados a los coches rediseñados.

El jugador tiene libertad total. No hay una serie de circuitos más o menos definidos, sino que en el modo de juego principal el piloto debe cumplir misiones básicas, muy al estilo de la serie Grand Thef Auto , aunque dejando la violencia en la cuneta. Debe localizar los lugares de la ciudad donde se producen las carreras clandestinas y se juegan importantes sumas de dinero, capital necesario para mejorar el coche y lograr la máxima puntuación de estrellas por el diseño conseguido, verdadero objetivo del juego.

Otros de los aciertos es su aspecto gráfico, excelente a nivel de los escenarios. Los programadores han diseñado una inmensa ciudad, una vez más influenciados por las lecciones de Rockstar con GTA. Además, el toque nocturno le da una personalidad muy definida, que junto con una banda sonora a base de música hardcore , da el ambiente típico del tuning de fines de semana.

Como contrapartida negativa, tenemos la poca definición gráfica de los coches, debido a la posibilidad de tunearlos y adaptarlos a los gustos del jugador. Todos los complementos de los vehículos sufren de una excesiva baja resolución que contrasta desagradablemente sobre el bien elaborado entorno de la ciudad. Un contratiempo que posiblemente se solucionará en futuras entregas de la serie y que funcionarán sobre consolas más potentes.

Electronic Arts ha encontrado un nuevo filón como ocurre con su serie FIFA que cuenta un público fiel exigente en novedades. A. F. J.